HARÁN DE LOS CEMENTERIOS SUS CATEDRALES Y DE LAS CIUDADES VUESTRAS TUMBAS - Darío Argento y Lamberto Bava, 1985



CINE-FÓRUM LITERARIO PARA EL DESARROLLO DE UNA CULTURA APOCALÍPTICA Y EL ESTUDIO DE LA DEMONOLOGÍA

domingo, 31 de agosto de 2025

La cenicienta y el cascarrabias

 


La noche de los Demonios (1988) es otra pequeña joya que puede ser ubicada dentro de la tradición europea de Bava y Argento, a pesar de ser norteamericana. Al igual que Demons (o Evil Dead de Sam Raimi), película alejada del mainstream, hecha con cuatro duros pero con ingenio y talento. Oscura, satírica, a menudo claustrofóbica, ofrece un manual básico de demonología al mostrar de forma clara, y hasta demasiado estereotipada, cómo las personas que tienen actitudes perversas serán en primer lugar y más facilmente poseidas por demonios. Por contra, la joven protagonista, simbólicamente disfrazada de cenicienta, representante de la pureza, es la que sobrevive al final junto al hijo de un pastor protestante. El que, en este caso, no sobrevive, es el anciano cascarrabias que le pone voz a la censura contra los vicios y las fiestas nocturnas de la juventud estadounidense tan propia de este tipo de películas, haciendo una especie de sustitución de la gamberrada final de Lamberto Bava en Demons, quien mató a su cenicienta como un modo de distanciarse del planteamiento inicial según el cual la virgen pura y santa debe sobrevivir. Aquí sobrevive la cenicienta a cambio de matar ( ¡y de qué manera! ) al representante de la moral cristiana, en una suerte de ejercicio de moralismo autocrítico.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Pasillos

 



Entre muchas otras cosas referidas a la nostalgia, o a la rememoración de los 80 y 90 del pasado siglo, Verónica de Paco Plaza nos sumerge en el recuerdo de las primeras experiencias vitales dentro del ámbito de la religión, específicamente el espiritismo que muchos, de un modo u otro, practicaron durante la infancia o la primera adolescencia, movidos por la curiosidad por saber qué hay "al otro lado", o por las sempiternas cuestiones sobre Dios y Satanás, y la vana esperanza o necesidad de contactar con los difuntos. Nos devuelve a aquel ambiente de colegio o de instituto, ubicado en zonas más o menos urbanizadas ( no necesariamente en el madrileño barrio de Vallecas o similares ) en el que, tras una noche de extrañas percepciones, a la mañana siguiente compartías esas vivencias con los amigos en el recreo o en clase. No hay en esta película, y no lo había de hecho, apariciones dentro de casas encantadas situadas junto a un cementerio rural, o perdidas en remotos lugares de la montaña. Aquí se retrata la vida de la comunidad en los vecindarios de una ciudad normal, grande o chica, con su ambiente de bares, partidos de futbol, televisores, la música de Los 40 principales siempre acompañando de fondo, los primeros walki-talkies... y de todas las vivencias, imaginarias o reales, que permitían aquellos pisos de largos pasillos que conducían a las distintas habitaciones del hogar. Se podría decir que las primeras intuiciones o percepciones sobre la realidad del mundo espiritual satánico ( y la consecuente evidencia de estar inmersos en un conflicto espiritual cósmico ) convivían perfectamente con aquella absoluta normalidad cotidiana a la cual los espíritus, Dios o Satanás le importaba un pimiento. Podían ser extraños sonidos musicales procedentes del pasillo, circundando las tres de la madrugada, y que le dan paso a una noche interminable y aterradora. Luego, en consecuencia, llegaron los crucifijos, los padrenuestros y los avemarias. Tal vez, solo décadas más tarde te das cuenta de la verdadera naturaleza de todo aquello. Era la lucha entre Dios y Satanás por nuestras almas. Satanás seduciendo y utilizando el miedo para debilitar, Dios tratando de llegar hasta nosotros con los rudimentos disponibles en aquella etapa de la vida.