HARÁN DE LOS CEMENTERIOS SUS CATEDRALES Y DE LAS CIUDADES VUESTRAS TUMBAS - Darío Argento y Lamberto Bava, 1985



CINE-FÓRUM LITERARIO PARA EL DESARROLLO DE UNA CULTURA APOCALÍPTICA Y EL ESTUDIO DE LA DEMONOLOGÍA

miércoles, 11 de agosto de 2021

El advenimiento de los demonios y la cultura apocalíptica (II)

 


Porque del corazón del hombre salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.- Evangelio de Mateo 15: 19



Sobrevivir a la oscuridad del mundo en tiempos de apocalipsis tiene un aspecto, muy secundario y señalado en el post precedente, relacionado con el gozo estético. Y es verdad que Lamberto Bava hizo una película muy inspiradora no sólo por la forma tan fresca, salvaje e ingeniosa de representar ese advenimiento de los demonios, también por el uso de la fotografía y el uso del espacio en los interiores del cine metropól, generando sensaciones de claustrofobia, de estar en un lugar maldito en el que no parece haber un camino de salida o sólo abre o cierra sus puertas conforme a la inteligencia que le da vida propia, algo que le da cierta similitud - salvando distancias - con el hotel Overlook de El Resplandor. Porque lo cierto es que, por otra parte, el edificio de ese viejo cine ubicado en algún lugar apartado de una ciudad centroeuropea es art nouveau incrustrado en el tejido urbanístico de una ciudad posmoderna, pero mediante el contrapicado, las notas de Claudio Simonetti y el adecuado uso de la luz en la filmación de exteriores consigue una imagen abstracta que lo convierte en un edificio fantasmal que nos recuerda a la europa de las catedrales góticas. Pero no vamos a emocionarnos más con todo esto, pasemos a la instrucción espiritual que hemos extraído en el cine-forum. Antes que nada, si estudiamos demonología y hablamos tanto de los demonios podemos dar una falsa impresión acerca del concepto que tenemos del ser humano conforme a la Palabra de Dios. Es decir, parece que delegamos toda responsabilidad moral en la actividad de inteligencias no humanas, como si las personas estuvieran a merced de los demonios. De lo que se trata es de evitar ser instrumentos del mal, pero ello no quiere decir que somos marionetas del mal. Por eso cito al Evangelio de Mateo capítulo 15 versículo 19, donde se nos aclara que si hacemos el mal, es porque queremos hacerlo y porque el principal enemigo del hombre está en el hombre mismo, en su alma interior. Entonces, ¿para qué hablar de demonios y para qué buscar un chivo expiatorio?. Primero, porque es la cosmovisión bíblica, y segundo porque atañe al origen del mal. Todos sabemos que el mal está en nosotros, pero ese mal ha de tener explicación y origen. Y para eso está la Palabra de Dios. Si nos apartamos de Dios ( si nos ponemos la máscara del demonio) el espíritu de pecado incrustrado en nuestra estructura genética y en nuestra psique libera sus energías y va encontrando cauces por donde transcurrir. Si nos sometemos a la Ley de Dios y tenemos comunión con Cristo, esa estructura natural e inherente a nuestro ser, aunque puede ser alimentada por percepciones subliminales procedentes de u originadas en los demonios, es neutralizada por el espíritu de santidad. En principio puede ser simplemente una disciplina que "reprime" la expresión de actitudes y actos pecaminosos, pero con el paso del tiempo y la perseverancia en la comunión con Cristo pasa de ser "reprimida" a ser totalmente eliminada de nuestro ser. Es una cuestión de cultivar hábitos saludables que con el paso del tiempo se convierten en actitudes automáticas, sin necesidad de más disciplina. Entonces ¿qué va a pasar aquí, en el oscurísimo siglo XXI, cuando la mayor parte de la sociedad global se está apartando de Dios, desde los Reyes de la tierra que ocupan puestos de enorme influencia en la política y la economía mundial hasta el sencillo trabajador de clase media-baja?. La invasión demoníaca está asegurada, aunque no sea como en las películas y en ocasiones puede tener un rostro más sutil y aparentemente amable. Concluyendo, Dios respeta la libertad del hombre, somos libres de hacer el bien y de hacer el mal, estamos protegidos del poder de los demonios desde que el redentor del mundo ofreció su sangre como manto de justicia que nos protege y nos justifica. Si Él ya tiene su mano tendida para que la cojamos y nos acompañe en lo poco que queda de vida en este mundo oscuro de cataclismos, confusión e incertidumbre, lo único que tenemos que hacer es no darle la espalda, coger esa mano tendida hacia nosotros y, ya santificados, que Cristo nos guíe con su Luz hasta el amanecer del día final.     

domingo, 8 de agosto de 2021

El advenimiento de los demonios y la cultura apocalíptica

 

Como ya se dijo en su momento, Demons es una película que ofrece una imagen demoníaca de la sociedad en la que vivimos. Tomando la perspectiva de Sharon, la joven protagonista que viaja en metro en los primeros compases, el mal es la ciudad y su forma de vida, el mal está en la calle y en su vida nocturna, en la forma de vestir, en la música que escuchamos, en el ambiente social y cultural, en suma. Si la inquietud en la mirada de Sharon nos remite a la persecución implícita que sufre toda persona normal y decente (el simple hecho de no encajar), la extravagancia y el desorden estético de la cultura punk se corresponde con la rebeldía luciferina de aquellas tribus urbanas. Aunque sean, por tanto, simples estereotipos lo cierto es que, como vimos en entradas anteriores, sirve para construir un código moral en el que los chicos buenos son más resistentes a la posesión demoníaca. Pero a fin de cuentas Lamberto Bava no es un moralista, simplemente nos deja con un "esto lo que hay...¡save our souls!". 

El advenimiento de los demonios anunciado en la película se refiere a cómo es la sociedad presente, y a la vez tiene ese sentido escatológico del fin de los tiempos. Si vamos a la Palabra de Dios, algunos pasajes confirman que, efectivamente, en los tiempos finales habrá una mayor actividad demoníaca fruto del apartamiento de Dios, es decir, la sociedad humana se aleja de los preceptos divinos y de la Ley y, en consecuencia, las personas son menos resistentes a la influencia de los demonios y se convierten en instrumentos del mal. Así pues, en el contexto de guerras, pestilencias y cataclismos sociales anunciados en, por ejemplo, Mateo 24, el fuego, la persecución y la violencia en las calles - el mismo panorama con el que se encuentran los jóvenes protagonistas tras conseguir salir del cine metropól - caracterizarán el oscuro futuro hacia el cual vamos. Sin embargo, el ser apocalípticos no debe convertirnos en seres pesimistas o deprimidos, más bien se trataría de sentirse cómodos incluso en los pasajes más oscuros de este trayecto hacia la redención final y la tierra renovada anunciada en el apocalipsis de Juan. Precisamente porque sabemos que Satanás ya ha perdido y que finalmente el Reino de Dios se materializará en este planeta y en todo el universo. El apocalipsis de Juan fue escrito para ello, para tener confianza y seguridad en los peores trayectos. Es más, para contemplar el mal, la tiniebla, lo oscuro, lo aparentemente desesperanzador con regocijo, como algo que es parte del guión escrito por Dios desde el principio del mundo. Contemplar con regocijo la belleza de esa lucha entre luz y tinieblas, en virtud de esa conciencia del mal que tanto reivindicamos porque permite discernir lo bueno de lo malo e incluso podemos apreciar la actividad de los demonios como su parte en el papel que Dios les otorga en este drama.    

martes, 3 de agosto de 2021

Espejo o advertencia

 


Por su condición de película de culto, The Lost Boys puede ser valorada como un espejo en el que mirarse o como una instrucción sobre los peligros de la adolescencia y sus iniciaciones. Lo que cabe resaltar es que la película, atendiendo a su juego metafórico, presenta todo el proceso de iniciación adolescente como una experiencia guiada por demonios y sendero directo hacia el Mal, un mal que no es sólo transitorio o localizado en una etapa concreta de la vida, sino que condiciona en buena medida el futuro de quien prueba la droga y accede a los encantos femeninos a cambio de corromper su alma. Me pregunto si algunos de nosotros, hermanos en la Fe o lector casual, cree que esta película tiene un cierto valor educativo, si tal vez te apartaste de las drogas, la vida nocturna y el sexo influído por el mensaje de una película que viste a los nueve años de edad, dejó un poso del que no fuiste consciente durante muchos años, y posteriormente empezaste a buscar a Dios y a cultivar un estilo de vida sano atendiendo a esa advertencia. Pero, como decíamos, también es un espejo en el que cualquier persona que simpatice con el mal puede verse y sentirse identificada y no tener ninguna intención de seguir un camino alternativo. Esto lo escribo porque surge una inquietud y una pregunta insistente:¿por qué?. ¿Por qué simpatizamos con el mal, si es que acaso hemos de considerar que la película es un espejo en el que mirarse y no una instrucción para evitar el camino del mal y ser y hacer exactamente lo contrario a lo que hacen y viven los personajes oscuros?. ¿ Por qué se le llama moralista a quien trata de señalar hacia el buen camino, un camino agradecido y que colma de bendiciones a quien lo sigue, y en cambio frivolizamos y podemos llegar a preferir ser como esos jóvenes perdidos?. ¿Por qué el mal es más atractivo que el bien?. ¿Por qué nadie quiere escribir sobre la importancia que la moral cristiana tiene en esta película, entre otras del género que aquí estamos intentando reinvindicar desde hace unos meses?.