HARÁN DE LOS CEMENTERIOS SUS CATEDRALES Y DE LAS CIUDADES VUESTRAS TUMBAS - Darío Argento y Lamberto Bava, 1985



CINE-FÓRUM LITERARIO PARA EL DESARROLLO DE UNA CULTURA APOCALÍPTICA Y EL ESTUDIO DE LA DEMONOLOGÍA

jueves, 27 de enero de 2022

El "trastorno demonopático" (III): el hombre-polilla

 


La película The Mothman prophecies está llena de teología, y destaca más por su riguroso espíritu documental e investigador que por su calidad cinematográfica. A grandes rasgos, expone una de esas historias para meditar sobre la relación entre el ser humano y las inteligencias invisibles que pueblan nuestro universo, sobre la crueldad de los "dioses" que aprovechan su conocimiento superior para torturar a los seres inferiores que viven en tinieblas espirituales. "No nos permiten saber", porque la ignorancia nos hace esclavos de los demonios.


Percepción subliminal

Somos esclavos de aquello de lo cual no somos conscientes. Cuando lo traemos a la luz del conocimiento y la conciencia ya podemos ser autónomos y no autómatas 

En la entrada anterior vimos algo sobre la percepción subliminal; son percepciones por debajo del nivel de consciencia normal, por tanto son estímulos que recibimos sin ser conscientes de ellos, pero son "leídos" por nuestra mente a nivel subconsciente y terminan influyendo en nosotros. Somos como seres ubicados en un universo en el que estamos constantemente recibiendo mensajes procedentes de fuentes desconocidas, y a veces esas fuentes son claramente malévolas. Cuando la Palabra de Dios nos advierte sobre el Diablo, el cual actúa como león rugiente dispuesto a devorarnos ( 1 de Pedro 5:8 ), se refiere al peligro de dejarnos influir por los mensajes de carácter demoníaco que nos llevan a error y destruyen nuestras vidas. Pero, por otro lado, cuando pedimos la guía y la protección del Espíritu Santo no hacemos otra cosa que abrir nuestra alma y nuestra percepción a los mensajes de los ángeles de Dios, estamos reforzando el filtro por el cual los mensajes de los demonios ya no tienen poder para influir sobre nosotros. Por eso la Palabra insiste en la necesidad de estar en constante y perseverante oración, porque cuando nos descuidamos en ese sentido, volvemos a escuchar las "voces" de los demonios.


 En resumen, tanto los demonios como los ángeles de Dios nos "hablan" a través de percepción subliminal, y es así porque forma parte de las reglas establecidas por el Creador en su plan de salvación. Imaginemos por un momento que oyéramos las voces de los ángeles o de los demonios de forma consciente y conforme a la experiencia acústica normal. En tal caso no existiría el libre albedrío, no podría elegir a qué clase de voz quiero obedecer ni en qué quiero creer o en qué quiero dejar de creer. Cuando tenemos pensamientos erróneos, inspirados por el Diablo, tenemos la Palabra y la guía del Espíritu Santo para saber que ese pensamiento viene del enemigo. Pero, como ya vimos, en algunos casos de esquizofrenia tenemos a personas que están siendo torturadas por "voces" de demonios que se manifiestan a nivel consciente y conforme a la percepción acústica normal, con lo cual el poder destructivo de las palabras malévolas se multiplica por mil. La persona no sólo no puede escapar a esas voces que se manifiestan de forma intrusiva y sin pedir permiso, sino que además, a nivel de pensamiento o actitud, sólo tiene una opción: negar la realidad de esas "voces" conforme al diagnóstico psiquiátrico y considerarlas una mera alucinación auditiva que puede ser tratada a base de psicotrópicos. Y muchos terminan suicidándose o viviendo y muriendo en la indigencia. 


La clave está en el funcionamiento cerebral 

La cuestión es ¿por qué esas personas pierden la protección contra los demonios?. La película, bastante rigurosa a la hora de explicar enigmas, muestra el ejemplo de la esposa del protagonista. Ella padece un tumor cerebral, por eso puede ver u oír a los demonios. Y él comienza a ser manejado por los demonios a partir del trauma vivido. Es decir, el fundamento está en una correcta configuración y un buen funcionamiento del sistema cerebro-mente, porque para eso lo ha creado Dios de esa manera. Un tumor, un trauma psicológico, las malformaciones neuroanatómicas, el consumo de drogas, etc, afectan a las funciones mentales y a las redes neuroanatómicas que preservan el filtro que nos protege de percibir aquello que sería perjudicial para nosotros: murmuraciones y susurros constantes procedentes de millares de voces que odian y desprecian profundamente a la humanidad y a la creación de Dios.  


La película también responde a la cuestión sobre la naturaleza de esas "voces". Aparecen vistas aéreas que descienden a la altura del protagonista humano, acercándose a su espalda o rostro, se escuchan susurros o murmullos muy sutiles y el humano recibe algún tipo de impresión o pensamiento, y cree que esa impresión procede de su propio pensamiento, aunque no sea así.  Aunque la película tiene a un demonio como protagonista ( la figura alada del "hombre-polilla" ) la presencia de los ángeles de Dios puede estar implícita en algunos momentos. Pero a la hora de comprender cómo esas voces pueden "materializarse" de forma selectiva en forma de una percepción sonora inteligible se nos ofrece una explicación basada en la energía: esas "voces" serían generadas por medio de "impulsos eléctricos". La imagen arquetípica de un demonio, o un ángel, físicamente presentes pero invisibles que se acercan al oído para susurrarnos tal vez no es más que una idea estereotipada. Lo que en verdad sucede en la mente de un esquizofrénico es que recibe "corrientes de energía" que son decodificadas en su cerebro en ausencia de filtro. Así pues, los demonios, aunque son corpóreos y hablan, se manifiestan por medio de la energía y como energías que cobran forma en función del imaginario colectivo o de las particularidades socioculturales. 

   

Por último, la película nos regala una joya final, el enigma del número 37. John Klein ( Richard Gere ) se pasa la película siendo utilizado, torturado psicológicamente y manipulado por los "dioses". Sin embargo, no ha sido en vano porque logra salvar la vida de la víctima número 37. Una forma de decirnos que, a pesar de los tejemanejes y manipulaciones de los demonios, los ángeles de Dios también han estado ahí, acompañándole, para un buen propósito. 

 




  

domingo, 23 de enero de 2022

El "trastorno demonopático" (II)

Un paréntesis y un poco de teoría a nivel de conceptos.
Lejos de considerar que todos los casos o trastornos que están dentro del espectro de la esquizofrenia tienen una causa demonológica o sobrenatural, tampoco va a resultar fácil sustraerse de la impresión de que el trasfondo de la esquizofrenia es claramente demonológico, y por eso invito a escuchar atentamente estos testimonios y "pruebas" hallados en youtube, bajo la advertencia habitual de ser material altamente perturbador para la mente. 

Tenemos una cosmovisión bíblica establecida y, en lo tocante al mundo de los demonios, consiste en lo siguiente: en el universo que habitamos existen inteligencias malignas cuyo único propósito es destruir a los seres humanos de todas las formas posibles. (Podemos hablar de macrodemonología, de política y conspiraciones a escala mundial y colectiva...o centrarnos en lo micro, en los ataques satánicos a nivel individual). Ante ello tenemos la seguridad en Cristo, quien por su sangre redentora tiene el poder y el amor para protegernos a todos, tanto a buenos como a malos, a creyentes o no creyentes, y por tanto los demonios no pueden hacer todo lo que harían. Sin embargo, en ciertos casos, y a nivel individual, las personas quedan desprotegidas, por razones que no siempre podremos conocer o comprender. Una de las razones más conocidas por las que una persona queda indefensa ante los ataques satánicos es el haber practicado alguna forma de espiritismo. Otra razón puede ser una experiencia traumática, como un estrés excesivo, violencia doméstica, guerras o abusos sexuales, además del consumo de drogas. Los psicólogos afirman que esas experiencias traumáticas provocan una ruptura, o desintegración, de las funciones mentales, dando lugar a trastornos disociativos. Demonológicamente hablando, esa ruptura o desintegración de funciones mentales y de la conciencia ( el adecuado funcionamiento establecido por Dios ) es lo que destruye el filtro de la realidad, la capa protectora con la cual el ser humano está exento de percibir cosas que mejor sería no percibir, o relacionarse con inteligencias con las que sería mejor no convivir a diario, aunque de todas formas lo hacemos por medio de la percepción subliminal, y son los demonios los que, sin darnos cuenta y a nivel inconsciente, nos "susurran al oído" cosas malas acerca de nosotros mismos o de otras personas ( aunque nosotros pensamos que son pensamientos propios, y no siempre sería así ) influyendo en nuestra conducta y actitud, pero desde luego las palabras malévolas tienen mucho más poder cuando se manifiestan como un fenómeno acústico "natural" y son percibidas de manera consciente.

 Mientras la psiquiatría sigue negándose a considerar una visión demonológica, con el consecuente tratamiento espiritual mediante el poder de Cristo, muchas personas esquizofrénicas se suicidan en sus hogares o en el psiquiátrico porque no se encuentra remedio a su mal.   



Primero una simulación de la experiencia acústica de un esquizofrénico. Comprobamos cómo el cine de terror ha sido bastante fiel a la realidad de las personas que viven este tipo de fenómenos:





Finalmente, un testimonio que va en la misma dirección:



sábado, 15 de enero de 2022

El "trastorno demonopático"



Con la película Psicosis inauguramos otra etapa del cineforum en la que podremos seguir estudiando aspectos de demonología prescindiendo de los elementos fantásticos o explícitamente sobrenaturales. Sin embargo, en este caso veremos un detalle muy interesante. Y es que pareciera que Alfred Hitchcock fue el primer cineasta que insinuó, con su característico pundonor psicoanalítico y sutileza, que detrás de todas las psicopatologías con consecuencias criminales está la influencia de los demonios como inductores de las enfermedades mentales, algo muy reconocido en algunos ámbitos religiosos. Vamos por partes...

  

1. Un escenario daimónico,una pesadilla en blanco y negro

Existe una generación de espectadores cuya espiritualidad gótica y romántica se alimentó de la ensoñación acerca de un viaje por carretera durante una noche lluviosa e inquietante. De repente aparece un desvío que conduce al Motel Bates, una construcción de maderas carcomidas y polvorientas, y sin embargo puede resultar acogedor, en un paraje desolado, extraño, que parece irreal y surgido del subconsciente de los personajes. Todo ello coronado por la imagen de esa casa que se alza sobre un montículo allende del motel, tenebrosa, hechizada y hechizante, inmediatamente sabemos que el origen del mal está en la casa.


2. No robarás  

La primera protagonista del relato es una mujer que roba dinero. No puede haber película de terror sin personajes que hagan algo malo para justificar la intervención del mal, que en estos casos es un mal que actúa a modo de justicia divina que cae sobre los pecadores, como tantas veces hemos visto a estas alturas. Pero resulta interesante ver cómo Hitchcock construye una parábola sobre la codicia desde la misma condición maligna del dinero y del uso perverso que el ser humano le da. Primero, alguien utiliza el dinero como forma de fanfarronear ante la mujer atractiva, posteriormente ese fajo de billetes oculto bajo el papel de periódicos aparece, con recurrentes planos en zoom, rodeado de un halo de malignidad. Tras la famosa escena de la ducha, y una vez la justicia macabra del slasher ya ha intervenido, empieza el verdadero recorrido para resolver el enigma psiquiátrico y demonológico. 


3. El psiquiatra no tiene ni pajolera idea

Así pues, sobre esta película se puede hacer una lectura estrictamente demonológica. En sus minutos finales aparece el personaje que da una explicación psiquiátrica sobre el caso de Norman Bates, con todo lujo de detalles y un discurso perfectamente hilvanado y coherente. El espectador, claro, lo compra con la boca abierta, pero es todo apariencia. Hitchcock, con su plano-secuencia, nos saca inmediatamente de ese escenario porque quiere decirnos algo muy distinto ( sí, MUY distinto ) a lo que nos dice el psiquiatra pedante, llevándonos hasta la celda donde está Norman. Aparece, muy fugaz y sutilmente, la imagen de la calavera de la madre sobre el rostro de Norman, indicando el carácter sobrenatural de la fuerza que guía a Norman Bates. Pero sobre todo hay que fijarse en la expresión estrictamente demoníaca de la sonrisa final. El rostro ligeramente inclinado y la mirada fija en el objetivo ( en este caso es la cámara ) es una forma expresiva que el cine ha utilizado como código de maldad demoníaca. Veamos el caso de ilustres posesos como Jack Torrance:   


O el mismo Anakin Skywalker:



Y este código tiene su origen en la pintura El ángel caído de Alexander Cabanel (1832-1889), creador, pues, de la expresión del Mal reproducida tantas veces en el cine y la verdadera expresión de un poseído por fuerzas demoníacas. 


Concluyendo y en resumen: desde la psicopatología, Norman es un caso de trastorno de identidad disociativo, un trastorno considerado "taxónico". Es decir, según la psicopatología, un trastorno con un origen "natural" e inherente al mismo, en este caso se trata de abusos sexuales en la infancia. Desde un prisma demonológico, sabemos que cuando un menor es abusado sexualmente por un adulto, recibe todo el mal por parte del adulto, es decir, los demonios que poseen al adulto aprovechan ese vínculo físico y energético que se produce en el acto sexual para invadir la existencia del niño o niña y poseerlo igualmente. Este razonamiento se basa en el mandato divino de evitar la promiscuidad sexual como una forma de protegernos de las influencias demoníacas que poseen a muchas personas, aunque desconocemos si realmente Dios permite que los niños estén tan desprotegidos ante situaciones de las que no tienen culpa alguna, pero lo apunto como idea que suele sugerirse en ciertos ámbitos religiosos, además de que está demostrado que las personas que han sido víctimas de abusos en la infancia tienen mayor probabilidad de convertirse en abusadores sexuales en la adolescencia o etapa adulta. Y ya desde la demonología estrictamente, José Antonio Fortea, en su libro Summa Daemoniaca, incluye una definición científica para la posesión diabólica llamada trastorno demonopático con personalidad disociada, surgida como una forma de agregar este tipo de casos a la ciencia médica y psiquiátrica. En definitiva, la personalidad de la madre es en realidad un demonio que ha poseído a Norman Bates. Y la historia de celos y homicidios que rodea a la familia Bates podría tener su origen en la misma casa y lugar maldito en el que habitan, dado que en la película no aparece ninguna referencia explícita a abusos sexuales en la infancia.