El papel de Regan MacNeil (Linda Blair) como personificación de la "langosta buena" solo era una parte importante del contenido temático de la película Exorcist II: The heretic. La parte en la que entraremos ahora es la más sutil y enrevesada de la película, la que contiene la mayor carga filosófica y teológica.
1. Sobre los jesuítas
La historia de la Compañía de Jesús es de las más raras y fascinantes que pueden encontrarse. Todo empezó con las visiones y las experiencias místicas de Ignacio de Loyola en el siglo XVI. Poco a poco fueron agregándose otras personas hasta formar la Compañía de Jesús, en principio una especie de secta o milicia de visionarios y místicos enfrentados a la ortodoxia católica, destinados a vivir recluidos en las cuevas y montañas del norte de España, apartados del mundo y enfrentados a él, pero que finalmente fueron absorbidos por el Vaticano, convirtiéndolos en su principal brazo armado. Y luego, a lo largo de la historia moderna y contemporánea, llegaron a ser una organización de poder universal, con redes de poder e influencia en todo el planeta. Ello ha contribuido a forjar la "leyenda anti-jesuíta", según la cual los jesuitas son adoradores del demonio, y ello está reflejado en esta película en cierto modo.
2. Merrin y Philip Lamont
El personaje de Philip Lamont se presenta como discípulo de Lancaster Merrin. Sobre la teología de Merrin se dicen cosas muy raras en esta película, y que llamarán poderosamente la atención a los entendidos, y un poco menos al lector profano. Según la teología de Merrin expuesta en la película, el Mal puede vencer a Dios, y es posible que finalmente Satanás triunfe, totalmente en contra de lo establecido en la Palabra de Dios. Por lo que se ve, es la forma en la que Lamont, como su maestro Merrin, cede ante la evidencia de una sociedad sumida en las tinieblas, donde allá donde mires hay maldad. Da la impresión de que son dos teólogos desesperados ante la situación de la humanidad, ello ejerce una presión psicológica sobre ellos y entran en crisis de Fe, negando incluso la autoridad de la Palabra de Dios. Y hay más. En algunos momentos de la película el propio Lamont ( siempre como un reflejo de su propio maestro) parece expresar una cierta admiración o fascinación por el Diablo.
3. ¿En qué consiste la herejía?
Lamont, heredero de Merrin, es sin duda el Hereje al que hace referencia el subtítulo de la película. Pero el tema es definir en qué consiste exactamente la herejía, y ahí está el mayor lío teológico de la película. En primer lugar, la herejía es contra la ortodoxia católica, convirtiendo a Merrin y Lamont en figuras contemporáneas de lo que Ignacio de Loyola y sus primeros seguidores fueron antes de formar parte de la milicia del vaticano. Pensemos... gente con ideas raras, que quieren luchar contra el Mal en el mundo pero al mismo tiempo admiran al Diablo. Mostrar una cierta admiración por el Diablo, aunque no compartan sus objetivos, implica por lo menos utilizar sus métodos. "El mal contra el mal", ya lo vimos en el forum acerca de El exorcista. Es como si, ideológicamente, John Boorman no estuviera ni a favor ni en contra de los jesuítas y sus planteamientos teológicos, lo verdaderamente importante es que deben ayudar y salvar a la "langosta buena".
4. El secreto de Kokumo
Lamont está obsesionado con averiguar por qué Kokumo, el indígena africano, vence al Mal con el rugido del tigre, y vence al mal disfrazándose de Langosta ( es decir, de demonio del aire ). Esto forma parte del simbolismo utilizado en la película. Es decir, el rugido del tigre y el disfraz de langosta representan atributos satánicos. Kokumo vence al Mal utilizando armas de Satanás. ¿En algún momento Cristo se disfrazó de demonio para vencer a los demonios?. Parece que no, absolutamente. ¿Hay algún rasgo del carácter de Dios y de Cristo que pueda ser semejante al rugido de un tigre?. Aquí habría debate, pues para algunos el Jesús que expulsa a los mercaderes del templo a latigazos es un Jesús agresivo, aunque habría que mirar bien ese episodio en concreto antes de sacar conclusiones precipitadas. Pero bueno, como mucho, cabría decir que hay momentos de la vida en los que es necesario tener un carácter fuerte. Mejor dicho, que la docilidad y mansedumbre habitual en un carácter santo no excluye la firmeza y la asertividad frente a situaciones de injusticia.
5. La advertencia de Kokumo a Lamont
7. Salvar a la "langosta buena"
Aquí entramos en la recta final de la película, la que desconcierta y la que suele desconectar de ella a todo espectador. Por un lado, Lamont en estado catatónico acompañando a Regan a su antiguo hogar en Washingtong. Es un Lamont poseído por Belcebú. Por otro lado, Sharon tiene su correspondiente estado catatónico, añadiendo más confusión a una trama ya de por sí demasiado densa, y espesa a nivel narrativo. Quedémonos con lo que sucede a partir del momento en que Regan abre la puerta de la habitación y aparece en la cama una versión maligna de sí misma. Lamont entra en la habitación y es tentado por el mal, incitándole a la lascivia y a matar Regan. Por su parte, Regan asume su papel de langosta buena, y el hecho de que Lamont golpee a Regan se convierte en ese contacto físico y mental por el cual Lamont empieza a ser liberado del poder de las alas de Belcebú. Y ahí es cuando Lamont puede utilizar sus atributos satánicos para arrancar el corazón maligno de Regan. Es como si nos dicen que una vez eres consciente del bien, ya puedes utilizar los atributos del maligno de forma legítima, algo que no se corresponde con el Espíritu de santidad. La película, en definitiva, parece justificar la Herejía de Lamont y Merrin, como dos teólogos que, desesperados ante el avance del Mal en el mundo, llegan a la conclusión de la necesidad de luchar contra el enemigo con las armas del enemigo.