En primer lugar, esta famosa película de Alex de la Iglesia quiere ser ante todo una sátira de la sociedad contemporánea y, aunque lo lleva al terreno de la teología y la demonología, no resulta fácil utilizar sus imágenes y sus varios conceptos para exponer algunos aspectos sobre el sistema de la Bestia en el que todos vivimos. A pesar de ello no deja de ser cierto que nos habla sobre esta sociedad satánica y sobre la presencia del mal en el mundo pero, a semejanza del Quijote de Cervantes, lo hace utilizando el humor y la parodia.
Manifiesto satánico
Así es, parece que el verdadero sentido de esta película es el de ser un manifiesto satánico, es decir, mostrar que la sociedad de consumo es mala porque está gobernada por el Maligno. El Mal son las personas pero, al mismo tiempo, las personas que hacen el Mal ( los dirigentes del márketing y las grandes corporaciones, o los extremistas que asesinan o maltratan a los inmigrantes en la calle ) están bajo influencia demoníaca y apartadas de la gracia divina de Cristo. La película pone el foco completamente en la presencia y poder de Satanás en el mundo, y nos invita a creer o pensar que Satanás y sus demonios están detrás del mal que vemos cada día, en lo más cotidiano o en la violencia extrema.
El cura, el metalero y el mago
Tenemos aquí a tres personajes histriónicos y paródicos, pero fijémonos en todo el trasfondo. Cada uno de los tres representa a tres ámbitos del conocimiento y la cultura que, todavía en este siglo secular y nihilista, de un modo más o menos implícito o explícito defienden la creencia en el Diablo y, por ende, la creencia en una guerra espiritual de Cristo contra Satanás. La cultura del heavy-metal le ha dado voz y características al maligno y a las oscuridades que se manifiestan en este mundo, y esa es la función del metalero ( en versión Carabanchel ) interpretado por Santiago Segura, acompañando a un religioso católico que aglutina muchos de los folclores que al respecto suele manifestar la cultura católica. Por último, un "mago-parapsicólogo" que personifica a todo el mercadillo de lo paranormal y sus fraudes, pero que en este caso terminará formando parte de la quijotesca lucha contra el mal. Duele decirlo, pero estos tres payasos vienen a representar, al fin y al cabo, la imagen que la sociedad tiene del creyente cristiano verdaderamente sincero y que lleva las enseñanzas bíblicas a sus máximas consecuencias. Hay que ser un absoluto colgao y tener nulo sentido del ridículo como para, en pleno siglo XXI, hablar sobre las luchas contra el Diablo. Cervantes fue un gran profeta...
Huid de las ciudades
Las grandes ciudades siempre fueron y son el lugar que concentra la maldad de la gran Babilonia global. La suciedad, la delincuencia, la prostitución, el mercadeo y los comercios, los medios de comunicación, los centros de la política y la alta finanza. Toda la maldad en el Madrid de los años noventa, toda una representación del impacto que recibimos día a día proviniente de sus efluvios, incluso para quienes hayan tomado la acertada decisión de vivir en zonas rurales o en pequeñas ciudades.
Estamos viviendo en el día de la Bestia
El día de la Bestia es ahora mismo, en cada día. La película menciona el advenimiento del anticristo, y lo hace de una forma que, efectivamente, nos sitúa ante la idea de que allí donde alguien, en cualquier rincón o lugar oscuro de una ciudad o del mundo, hace el mal, está personificando al antiCristo. Y la película además acierta al poner a fascistas xenófobos en primer plano, pues efectivamente el anticristo del Fin de los tiempos será algo así como un gobierno "fascista" mundial. Y esto es lo que cualquier lector de este sitio debería recordar por el resto de sus días, a modo de advertencia: será una gobernanza global fundamentada en la unión entre Iglesia y Estado. Si vamos al Apocalipsis de Juan veremos que lo que la Palabra de Dios describe para los últimos días es una persecución religiosa en la cual el gobierno del anticristo manda matar a todos los desobedientes. Todos aquellos que, por conveniencia o por convicción, apoyen al sistema de la Bestia ( eso es realmente la Bestia, un sistema político-religioso ) perecerán en el fuego destructor de la Ira divina que aparecerá sobre el mundo en el día final. Aquellos que matan, persiguen, acosan, imponen por la fuerza las ideas o los gobiernos, son los que están en el lado malo. Visto así, no parece tan difícil conservar la integridad moral y espiritual, pero los totalitarismos del siglo XX, y los recientes acontecimientos a cuento de la pandemia, evidencian que el ser humano puede cometer atrocidades en nombre de la patria, la moral, la verdad, Dios, la salud, la seguridad, la paz, la ciencia, la economía, la comunidad o el colectivo. Estamos pendientes de un hilo, y solo el espíritu abnegado, humilde y servidor de Cristo puede salvarnos. En Él no hay espejismo ni error posible.
Esos olvidados
El epílogo de la película encierra un mensaje muy especial. Hay personas que, por su Fe y fidelidad a la verdad, salvan el mundo todos los días, aunque a nadie le importe ni se de cuenta. No son médicos, abogados, enfermeros, políticos, monjas, activistas ni miembros de una ONG. Son los desheredados, los solitarios, los vagabundos, los despreciados por el mundo simplemente por proclamar la verdad. Es imposible seguir a Cristo y ser persona de buena reputación. Sin embargo, si nuestras ciudades todavía siguen en pie y no han sido consumidas por la Ira divina es por la oración que cada día estas almas humildes y sinceras elevan a Dios pidiendo misericordia para el mundo.
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