HARÁN DE LOS CEMENTERIOS SUS CATEDRALES Y DE LAS CIUDADES VUESTRAS TUMBAS - Darío Argento y Lamberto Bava, 1985



CINE-FÓRUM LITERARIO PARA EL DESARROLLO DE UNA CULTURA APOCALÍPTICA Y EL ESTUDIO DE LA DEMONOLOGÍA

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Un demonio sexual

 


  

Tu tienes el cuerpo, y yo tengo el cerebro


En la segunda parte de Pesadilla en Elm Street, Freddy Krueger encarna, con mayor énfasis incluso que en la anterior, a un ente demoniaco que acosa a un varón adolescente. La vieja casa de Nancy se ha convertido en leyenda urbana, en una de esas casas encantadas donde sucedieron hechos terribles y que alimenta los miedos de la vecindad, y Freddy ya no es sólo el hombre del saco que habita en elm street, sino un ente demoniaco ubicado en una casa concreta. En realidad, parece más una película de Amityville que otra cosa, por eso ha sido bastante denostada a lo largo del tiempo, y sin embargo ahí radica su encanto, en esos planos-secuencia del interior del hogar en la noche profunda, representando a la presencia demoniaca que acecha al durmiente y le inspira sueños y pesadillas angustiosas. 

Acaba siendo, también, una más sobre posesión demoniaca, casi siempre son los niños o adolescentes los acosados y poseidos por demonios que significan, desde un prisma psicoanalítico, el yo oscuro e irracional del adolescente. Esa mezcla de demonología y psicoanálisis no termina de cuajar, pero es interesante el hecho de que Krueger utiliza el atractivo físico de Jesse ( Mark Patton ) para atraer a sus víctimas, en este caso, un entrenador de secundaria gay, su novia, y su mejor amigo que también es medio gay. Esa utilización de la homosexualidad puede ser bastante desconcertante, pero la cosa va más en el sentido de considerar el sexo sucio como forma de atraer víctimas para poder matarlas. No olvidemos que Krueger procede de la misma tradición que Michael Myers o Jason Voorhees, la del puritanismo cristiano radical. 

En demonología, las relaciones sexuales fuera del compromiso matrimonial entendido como un pacto hecho ante la presencia de Dios, son un acto instigado por demonios que tientan a alguna víctima utilizando las apetencias sexuales descontroladas. Teóricamente, la relación sexual implica un intercambio o un traspaso de energías espirituales, con lo cual nuestra mente y nuestra alma queda impregnada de algo que procede de la persona que está siendo utilizada por demonios. El objetivo: "contaminar" a la víctima, la cual estará bajo influencia demoniaca, y a su vez buscará contaminar a otros. El sexo es un arma poderosísima con la que los demonios consiguen propagar rápidamente su influencia en nuestra sociedad.  






jueves, 12 de septiembre de 2024

¡Velad!

 


En Pesadilla en Elm Street, Wes Craven nos planteaba considerar el mundo de los sueños como una grieta por donde puede colarse cualquier demonio sediento de sangre y venganza. En ese sentido, uno de los aspectos más interesantes de la película es su énfasis en la necesidad de velar, de no dormirse, de resistir al impulso homeostático hacia el sueño por una extrema necesidad de supervivencia. Nos lleva a considerar, pues, a la vigilia como salvadora y mantenedora de nuestra mente racional, de un sistema cerebro-mente en perfecto funcionamiento, donde todo sigue ordenado y el filtro que nos protege ante los intrusos permanece en pie. Pero ¿qué pasa cuando dormimos?. Pues que se rompen las reglas y entramos en un mundo de percepciones extrañas, irracional, caótico, poético tal vez, pero desvinculado con el orden de la vigilia. Un caos que se opone al orden divino, y por tanto nos lleva a un terreno peligroso en el que pueden manifestarse los ángeles de Dios, aprovechando esa misma grieta, pero también los ángeles caídos y sus esbirros. 

Fred Krueger, desde la interpretación demonológica, es la corporización que un demonio justiciero asume para acosar a los jóvenes introduciéndose en sus sueños, aprovechando los miedos suscitados por un asesino de niños real y humano. De algún modo, Krueger representaba la conciencia de culpa de la clase media norteamericana, señalando especialmente a los padres y madres de familia que se ocupan del progreso económico pero descuidan los valores, la educación y la religión, familias rotas y abocadas al adulterio, la superficialidad y el alcoholismo ( Krueger ataca principalmente a los niños-bien, pero también a freaks, delincuentes y marginados ). Otro aspecto interesante que ofrece la película es que la línea que separa lo real de lo soñado es bastante difusa, como se aprecia en los últimos instantes en los que Krueger es, a la vez, un ente que interviene en el mundo de la vigilia, pero sigue siendo un mundo onírico donde la aparente victoria de Nancy solo ha sido un sueño. Esto es una característica de la mente de los esquizofrénicos: no pueden diferenciar lo real de lo onírico y, al carecer de filtro, cualquier cosa puede introducirse en su mundo de percepciones, desde las más arbitrarias hasta las que tienen su origen en la actividad demoniaca de nuestro mundo circundante.  


 


miércoles, 4 de septiembre de 2024

Oscuridad cósmica

 


No sé si habrán otras películas que aborden el tema sobre los denominados visitantes de dormitorio, gente sombra o grises, de una forma tan atea, desesperanzada, espeluznante y angustiosa como lo hace Dark SkiesEl ente, quizás, se acerca bastante. Porque  Communion, por ejemplo, como ya vimos en su momento, aborda este tipo de actividad demoniaca desde el misticismo new age ufológico, queriendo transmitir cierta esperanza, pero Dark Skies es casi una apología del horror y el nihilismo cósmico, ubicando al ser humano en un universo hostil, extraño, donde habita a merced de los caprichos de inteligencias superiores e inmorales, sin Dios y sin reglas que pudieran proteger al ser humano. Es una película, por otro lado, que va más allá de la temática "paranormal", construyendo unos personajes cercanos, metiéndonos en la vida cotidiana de una familia normal, como cualquier familia que podriamos conocer en nuestros barrios, distritos y suburbios, con sus relaciones con el vecindario, sus costumbres cotidianas, sus problemas sentimentales o laborales. Digamos, por tanto, que nos mete en la temática demoniaca desde el drama social que muestra un repertorio de costumbres y miserias de la sociedad actual, y lo hace con gran sensibilidad y realismo, lo cual hace que el drama humano que se nos narra resulte mucho más hiriente. 

Recordemos que esos seres a los que el cine de ciencia-ficción llama "extraterrestres", si tenemos a La Biblia como única brújula y guía para no ser engañados, son esas otras inteligencias que habitan en el universo, conocidas como ángeles o como demonios. Es evidente que en este caso se trata de las inteligencias malignas conocidas como demonios, atacan a la familia, y atacan especialmente a los niños de todo el mundo utilizando distintas vías, ya sea el acoso por infestación de hogares o influencia demoniaca, o desde las instituciones tratando de legalizar o normalizar la pederastia. 

Este personaje, una especie de Indiana Jones ufológico, es el que aparece en determinado punto de la película para dejarnos a todos acojonados con sus palabras:


Bajo su exposición, el universo sería un caos sin Ley y sin Dios, donde esas inteligencias perversas podrían hacer con nosotros lo que quisieran. En cambio, desde la Fe podemos afirmar que no es así, que cuando estos seres entran en nuestro mundo es porque de alguna manera les hemos abierto una puerta, hemos pecado apartándonos de Dios. Y, al contrario de lo que este personaje afirma, sí somos especiales, y las personas que padecen estos ataques satánicos son muy importantes para Dios, necesitan ser liberadas y tener algún tipo de orientación espiritual que les ayude a superar la situación. Una forma de hacerlo, que también se menciona en la película, es evitar el aislamiento de cualquier miembro de la comunidad familiar o religiosa, y permanecer unidos. 

Muy interesante, para concluir, es también el estudio de la nocturnidad, la noche con sus vientos misteriosos, un claro de luna que se abre entre nubes oscuras, la calle en tiniebla tras el extraño apagón de un alumbrado en plena noche, los pasillos y habitaciones del hogar bajo el silencio nocturno mientras alguien lee cuentos de terror, evocando el sueño y, por qué no, a veces una forma involuntaria de invocar a los demonios.