A modo de panorámica general e introductoria, la película Paranormal Activity tal vez sea el mejor modelo de un género cinematográfico encaminado a mostrar la realidad de las manifestaciones demoniacas. Pero sucede como en los demás géneros del celuloide; el cine histórico nos puede instruir en historia antigua, y sin embargo, dependiendo de casos, puede contener imprecisiones historiográficas o verse sesgado por las tendencias ideológicas del productor o director. El cine policiaco nos habla de la realidad de la delincuencia, la criminología, la justicia del individuo o del sistema legal enfrentado a la maldad de los criminales, pero, por razones estéticas o de búsqueda de un determinado sentido dramático, se suelen sobredimensionar las acciones o los rasgos de personalidad de los protagonistas. La ciencia ficción escudriña en un futuro probable, y a estas alturas demostrado está que existen grandes paralelismos ( con todas las excepciones que se quieran indicar ) entre la ficción imaginada y la realidad social e histórica de un mundo futuro que ya se intuye. Así pues, el género fantástico, y más concretamente el cine de terror, es el que se encarga de representar la interacción entre el ser humano y los seres del mundo invisible, o el mundo que está fuera del alcance del sistema de percepción humana. De igual modo, ahí aparecen datos, ideas y manifestaciones que son correctas y otras que son inexactas o rotundamente falsas al ser fruto de la mera fantasía y creatividad de los guionistas, o por surgir de la mitología o el folclore. La película de Oren Peli, marcando distancias con lo dicho, es el fruto de un trabajo personal de investigación acerca de los fenómenos preternaturales, los cuales tienen su origen - según declaró el mismo cineasta como conclusión a sus investigaciones - en la actividad demoniaca y no, como señala la creencia popular, en los espíritus de los muertos. La conclusión, con la Biblia en la mano, es la correcta, puesto que el hombre polvo es y al polvo vuelve, y no existe inmortalidad fuera de la que el poder de Cristo puede darnos en el día de la resurrección de los muertos, al final de la Historia humana.
En el desarrollo de la película se exponen las razones por las que suceden este tipo de fenómenos, qué es lo que los provoca y la forma gradual en la que las manifestaciones demoniacas afectan a las personas y a su entorno doméstico. No obstante, ante todo, y a ello hay que atender, nos ofrece una exposición de cosas que no hay que hacer. A los demonios no debemos temer puesto que no tienen ningún poder sobre nosotros, a no ser que les abramos una puerta por donde puedan empezar a interactuar con nuestro mundo visible e influir en nuestra mente. Esa puerta es la puerta de la mente. Como se ve en la película, la curiosidad mató al gato, así como fue la insana curiosidad de Eva la que la llevó a ceder ante la tentación de comer del fruto prohibido. El chico que maneja la cámara doméstica con la que pretende registrar los fenómenos poltergeist siente una morbosa curiosidad por el tema, y cuanto más focalizamos nuestra mente en el deseo de ver y comprobar esos fenómenos, más nos estamos acercando a esa línea que nos separa y nos protege de ellos. La estrategia de Satanás consiste en seducirnos por medio de los sentidos, de lo que podemos ver y tocar. Dicho en pocas palabras, Dios ha desplegado en torno nuestro unas reglas y un sistema de protección que impiden que ellos puedan hacernos daño siempre y cuando nuestra atención y nuestro corazón estén orientados hacia Dios, y no hacia la morbosa curiosidad que despiertan las cosas del diablo. Ver cómo un objeto se desplaza o se mueve sin causa física aparente es una de ellas. La puerta de la habitación, en el caso de esta película, la cual es el punto de arranque hacia una creciente curiosidad morbosa en el protagonista masculino, y miedo creciente en la protagonista femenina. Cuando ciertas emociones empiezan a intensificarse, empezamos a abrir las sucesivas puertas que abren el camino para que los demonios puedan hacernos un daño gradualmente más intenso e incluso llegar a la posesión diabólica. La primera puerta es la de los sentidos de la vista y el oído ( ver objetos que se mueven y sonidos extraños ), el siguiente paso es una mayor proximidad con el ente invasor a través del tacto y el control mental ( pueden ya afectar a nuestro cuerpo físico, o controlar nuestra mente mediante fenómenos de sonambulismo o hipnotismo ) y finalmente, cuando el terror se apodera de la protagonista femenina de forma especialmente intensa, se da la posesión diabólica y la capacidad de matar. En definitiva, los demonios se alimentan del miedo, de la sugestión y de la excitación que producen sus propias manifestaciones. Digamos, pues, que los fenómenos preternaturales son el cebo inicial con el que los demonios pretenden atraer nuestra atención ( a veces, incluso utilizando sonidos rítmicos que tienen un efecto similar al de un proceso hipnótico ) hacerse con nuestras vidas, destruir nuestra salud mental y finalmente llevarnos a la muerte espiritual y física. Hay que tener en cuenta que las emociones humanas emiten energía, y esa energía, mediante un proceso que no podemos comprender, les da el alimento que necesitan o que misteriosamente les sirve de puente hacia nuestro entorno físico y mental, y así es como, de alguna forma, consiguen romper la barrera protectora que Dios ha dispuesto para nosotros. Es por ello que si en alguna ocasión nos topamos con estos fenómenos de movimiento de objetos sin causa física aparente, nuestra inclinación natural es seguir investigando e incluso intentar reproducirlos para demostrar algo a segundas o terceras personas. Pero eso es caer en la trampa del enemigo, el afán de investigar y demostrar hechos es en sí mismo una práctica espiritista porque abrimos la puerta a que el Maligno controle nuestras vidas. Muy interesante resulta también el hecho de que en las secuencias inmediatamente anteriores a la posesión diabólica la chica aparezca con una herida en la pierna, en estado de shock y con un crucifijo en la mano. Aparece por primera vez el elemento religioso y la alusión a Cristo como un desesperado último intento por parte de ella antes del fatal desenlace. Porque ¿ si ante estos fenómenos debemos aplicar una fuerte indiferencia, o dejarlos pasar como si para nosotros no tuvieran relevancia, no hay algo que debamos hacer cuando sospechamos que estamos ante algún tipo de actividad demoniaca ?. Como ya he dicho, fijar nuestra alma en Dios, en la constante oración y expulsando a todo espíritu inmundo en el Nombre de Jesucristo. Porque, insisto, sólo Cristo tiene poder, los demonios están totalmente sujetos al poder de Dios. Hay otro factor relacionado con el pasado familiar de la chica protagonista, pero de ello hablaremos en otra ocasión.
Por último, cabe mencionar algo relacionado con la forma corporal de los ángeles caídos. En la película aparecen como seres tridáctilos ( por las huellas que aparecen en el suelo de la habitación ) y de rugido sobrehumano. Quizá sea éste el único elemento folclórico entre una mayoría de rigurosos datos desde el punto de vista bíblico. Los seres demoniacos, como criaturas de Dios, son seres perfectamente materiales y disponen de un cuerpo físico, sólo que están ocultos, por intentar expresarlo de alguna forma, en el oscuro abismo, tras el velo protector de nuestra realidad. Desechemos toda clase de dualismo platónico, la Biblia nos enseña que el tejido de la realidad está hecho de una sola substancia, substancia que es material, mental, espiritual y anímica, pero sólo son palabras y categorías humanas que utilizamos para referirnos a una Naturaleza única e indivisible que integra todos esos aspectos. Por tanto, los ángeles caídos son seres espirituales, igual que nosotros, e igual que nosotros, disponen de un cuerpo físico, de voluntad, mente e inteligencia.
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