HARÁN DE LOS CEMENTERIOS SUS CATEDRALES Y DE LAS CIUDADES VUESTRAS TUMBAS - Darío Argento y Lamberto Bava, 1985



CINE-FÓRUM LITERARIO PARA EL DESARROLLO DE UNA CULTURA APOCALÍPTICA Y EL ESTUDIO DE LA DEMONOLOGÍA

viernes, 15 de mayo de 2020

La cámara del morbo

DOC STAYS WITH THE FREELINGS: a look back at the original ...

Y no participéis de las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas - Efesios 5:11


Vayamos estableciendo algunos conceptos teóricos básicos. El objeto de estudio de la demonología son los demonios y la influencia o el daño que pueden ejercer sobre los seres humanos. Pero ¿ qué son los demonios ?. Ante todo hay que fijarse en una cuestión etimológica. La palabra demonio se refiere al fenómeno experimentado por las personas que lo viven, no al sujeto que provoca dicho fenómeno. En el antiguo mundo grecolatino el daimon era un espíritu que adoptaba para ellos el significado y la forma de un genio (genius). Actualmente es un concepto filosófico utilizado con el objeto de disertar sobre la realidad daimonica, lo cual supone que la palabra demonio tiene un significado genérico utilizado para referirse a las manifestaciones de este tipo en todas sus diversas formas, incluida la manifestación de ángeles de Dios. Porque, efectivamente, nuestro objeto de estudio específico son los ángeles caídos, y por tanto cuando utilizamos el término demonio nos referimos a los ángeles caídos. Ellos son, como ya anotamos en una entrada anterior, seres inteligentes, dotados de cuerpo y mente, son como seres humanos pero algo superiores a la naturaleza humana, odian al ser humano y buscan la forma de destruir nuestra vida espiritual y física. Esto es lo que se puede decir a grandes rasgos. Hay vertientes de estudio que afirman que no todo demonio es exactamente un ángel caído, sino que existen matices y una jerarquía de seres maléficos, pero sobre ello, a lo largo de las entradas que se vayan publicando, diremos lo justo y necesario para no dificultar la comprensión básica del asunto; los ángeles caídos sienten una desmesurada envidia hacia el ser humano, por las maravillas que Dios tiene reservadas para quienes le son fieles. Ellos son seres que ya están condenados, se sienten desgraciados porque fueron expulsados del Cielo a causa de la rebelión de Lucifer y conocieron la Gloria divina de la cual nunca más podrán gozar, y su odio les consume a la vez que les da energía para seguir operando en este mundo con el fin de causar la mayor destrucción posible antes del Fin de los tiempos, cuando serán aislados y finalmente destruidos por el fuego de Dios de forma definitiva.

Hecho este inciso, vamos a establecer una distinción clara entre la parapsicología como pseudociencia, y la demonología como una rama de la teología que tiene carácter transversal, es decir, que su base teórica bebe de las Humanidades ( filosofía, literatura, arte, historia ) y de las ciencias sociales en general, especialmente vinculada con la psicología y la psiquiatría como disciplinas auxiliares. Lo haremos recurriendo a la película Poltergeist, donde, de forma similar a lo visto en Paranormal activity, la cámara es utilizada por personas llevadas por el afán de investigar las manifestaciones demoniacas, intentar registrarlas para la posteridad, o incluso intentar, como buenos científicos, hallar la forma de reproducirlas o las leyes que las rigen para predecirlas de algún modo. En ambas películas, las cuales, una vez más, muestran personajes que hacen cosas o tienen actitudes que nos sirven de ejemplo de lo que no hay que hacer conforme a la Palabra de Dios, aparece la curiosidad morbosa del parapsicólogo, y en ambas es la propia morbosidad del afán investigador la que favorece que el mal se manifieste gradualmente con mayor intensidad (en la película de Oren Peli esto se muestra de forma más explícita y clara que en la de Tobe Hooper). El método y el espíritu cientificista del parapsicólogo, por tanto, no nos protege de los demonios, sino que alimenta el poder del enemigo a través de nuestras emociones y de la creciente curiosidad. La parapsicología se queda, pues, en terreno de nada, ni es una ciencia, ni es teología, forma parte de los engaños satánicos y del espiritismo disfrazado de escrupulosidad academicista. Utilizando aparatos tecnológicos, el parapsicólogo pretende tratar de forma científica algo que sólo concierne al terreno de la Fe y, como mucho, al de la filosofía. Y no lo afirmo por cuestiones epistemológicas o de gnoseología, sino por la prescripción bíblica que nos advierte del peligro que encierran este tipo de actividades. Ante todo es la Fe en Cristo la que de verdad puede librarnos de la actividad demoníaca, así como la integridad moral de la persona, la completa entrega a la oración y comunión con el Hijo de Dios. Estudio y oración, en definitiva, frente a la obras vanidosas que participan de la estrategia del enemigo.  


   

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