HARÁN DE LOS CEMENTERIOS SUS CATEDRALES Y DE LAS CIUDADES VUESTRAS TUMBAS - Darío Argento y Lamberto Bava, 1985



CINE-FÓRUM LITERARIO PARA EL DESARROLLO DE UNA CULTURA APOCALÍPTICA Y EL ESTUDIO DE LA DEMONOLOGÍA

martes, 19 de octubre de 2021

Una inexpresiva tristeza

 


Demasiado pronto para ocuparnos de Halloween 2018, película que será mejor comprendida dentro de unos años, pero he podido apreciar en ella unos rasgos que hacen que merezca unos breves comentarios para el forum.


Pongámonos en esta perspectiva: Michael Myers se expresa a base de asesinatos, no necesita las palabras. Sus asesinatos, su forma de orquestarlos, de secuenciarlos, son un mensaje dirigido a nuestras corrupciones, al pecado que cometemos cada día. Ya hemos visto que, en nuestra interpretación demonológica, Myers es un ser humano poseído o bajo la influencia de inteligencias demoníacas pero - siguiendo el trasfondo ideológico del slasher conforme al libro de Luis Pérez Ochando - también hace el papel de ángel exterminador que mata a todos los que se apartan del "buen" camino de la ética protestante y capitalista y, por tanto, se han alejado de la protección divina  ( Dios, evidentemente, no es capitalista y tampoco es protestante, pero creo que se entiende lo que intento explicar ). En las primeras películas de la saga y, concretamente, en la de John Carpenter, se hacía un especial énfasis en el castigo a los vicios de la juventud, pero la película de David Gordon Green ( traicionando aparentemente el espíritu de la original ) va más allá de eso. De hecho, la primera víctima de Myers es un preadolescente, pero hay que fijarse en la actitud y las palabras de dicho personaje; habla de sus diversiones y vemos cómo éstas en cierto modo le están alejando del aprecio hacia su progenitor. Por tanto, sigue en la tradición del slasher. Y ahora la que tal vez sea la mejor secuencia de la película ( a nivel de significados y de narración cinematográfica ) o tal vez de todas las películas que sobre Myers se han hecho, haciendo que la complejidad y el misterio de este personaje sean cada vez más grandes: aquella que arranca en plena calle, en la noche del 31 de octubre, y comienza la sucesión de planos-secuencia que acompañan al espectro de Myers adentrándose en los apacibles hogares de Haddonfield. En ése punto es cuando la película empieza a romper los esquemas tradicionales de forma escalofriante e inesperada, porque Myers empieza a matar a adorables amas de casa, sin ninguna justificación moral aparente como solía ser hasta ahora. Sabiendo que hay un código moral que guía a Myers y que no da un cuchillazo sin razón, la narración nos obliga a tener que imaginar esas corrupciones veladas tras la aparente bonhomía de esas mujeres. En otro momento magistral de la secuencia, Myers se detiene durante unos instantes ante la cuna de un bebé que la cámara no nos muestra pero cuyo llanto podemos oír, paralizando la mente y el corazón del espectador... pero Myers respeta la vida del bebé y pasa de largo, como diciéndonos que en esta sociedad sólo los bebés conservan algo de pureza, hasta las madres y los padres de buen nombre y rango social ya forman parte de la maquinaria de destrucción que nos gobierna. La conciencia moral de Michael toma una nueva dimensión, y alguno se preguntaría, mirando a la parte humana del personaje, si detrás de esa máscara inexpresiva y robótica no habrá una lágrima y un recuerdo cargado de melancolía. Así pues, todos mueren y todos deben morir: la pareja de reporteros amarillistas que van tras la pista de Laurie, el habitual grupito de jóvenes fiesteros, los agentes de la ley que mean fuera de tiesto, y hasta el nuevo psiquiatra sucesor del Doctor Loomis que hace el papel del típico que quiere pasarse de listo ( el personaje que habla de la supuesta aleatoriedad de los crímenes perpetrados ) y termina con la cabeza reventada por el pie de Myers. 

Cuarenta años después, el círculo de víctimas de Myers se amplía y abarca otros perfiles distintos al del joven adolescente e irresponsable, un modo de decirnos que la corrupción en la sociedad actual está ya mucho más extendida que en 1978 y sólo queda la inocencia en la cuna de un bebé. Laurie sobrevive, otra vez parece ganar el duelo, pero cada vez es más fácil imaginar que Myers se deja ganar una vez más.                  





domingo, 17 de octubre de 2021

En el tiempo daimónico


Si hubiera que defender las tradiciones, y los romanticismos que aquellas preservan para un mundo que está perdiendo el Alma, la conocida como "noche de los difuntos" está tan llena de imaginería de lo macabro o de satanismo más o menos explícito que requiere de una reflexión acerca de sus significados. Por aquí estamos hablando mucho del miedo, de cerrar puertas y ventanas ( ya sean literales o simbólicas ) y de la "conciencia del mal", olvidando demasiado a menudo que, en demonología bíblica, debemos tener claro que el mal no tiene poder. Afortunadamente el cine ha sabido exponer ese aspecto de la festividad planteando siempre unas situaciones en las que el mal puede destruir cuando el ser humano se deja llevar por sus vicios o sus diversiones insanas. De hecho, Myers actúa como exterminador de todo lo superficial, y odia particularmente que cierto personaje pretenda convertir sus crímenes en un espectáculo televisivo ( lo suyo, ya lo hemos dicho, es la justicia y la moral, aunque sea la moral de los inquisidores y los fariseos, inspirada en el odio al pecado y al pecador ). No vamos a enrrollarnos mucho ahora con esta cuestión, tan solo mencionar una lectura recomendable para entender el trasfondo ideológico del slasher y su conexión con la moral religiosa. Se trata del libro titulado Todos los jóvenes van a morir. Pero, en pocas palabras, Halloween es una fiesta satánica si se la entregamos a Satanás. La sociedad y la cultura de la que formamos parte no es satánica por sí misma, todo depende de con qué espíritu haces o piensas las cosas. 

Viendo lo expuesto en la película The Curse of Michael Myers, ( una de esas cintas que tal vez tenga algunas cualidades no del todo reconocidas, pero que principalmente forma parte de ese basurero del cual sólo podrán extraer algo valioso quienes estén dispuestos a tomarse la demonología muy en serio ) la reflexión sobre la existencia del mal se asienta en esa imagen del mal encarnado en alguien aparentemente de carne y hueso, como sucede en la ficción cinematográfica planteada. No sirve de nada matar el cuerpo, pues el mal tiene un origen espiritual y habita en regiones invisibles que están más allá del mundo físico que percibimos. Ahora bien, en el cine de hollywood te muestran las apariciones que pueden tener un origen demoníaco ( como la figura del hombre de negro con sombrero, o la misma figura espectral de Myers ) y esas apariciones, efectivamente y atendiendo a los testimonios, son reales para las personas que las perciben, y los que estudian demonología deben tomarlas en serio. En cambio, las muertes inmediatas y violentas que les suceden son pura fantasía e invención cinematográfica. Los seres del mundo feérico no suelen matar ni atacar a las personas, simplemente aparecen, están ahí como una señal, o a veces como de alguna manera tratando de intimidar o comunicar algo a los seres humanos, pero no tienen poder para matar de esa forma. Por eso debemos indicar que estas festividades pueden servir para fortalecer una visión espiritual del mundo, pero no es correcto usarlas para promover el miedo, y creo que en este cineforum se comete dicho error. 

Debemos vivir desde el respeto a las realidades espirituales en las que creemos, no desde el temor. Esa podría ser una forma de "contrahalloween", libre de las exageraciones y temores propios de los púlpitos tanto católicos como protestantes y, por otro lado, libre de la frivolidad festiva de alcohol, sexo y disfraces.       

domingo, 10 de octubre de 2021

Laurie

 


Asegurad las ventanas, cerrad las puertas, apagad las luces, no salgáis...es la noche de Halloween y ésta lleva asociadas unas pautas de conducta y de higiene para la vida, siempre desde esa conciencia de que existe un mal por encima de lo normalmente aceptado.  Sin embargo, como una especie de ritual expiatorio, la absurda tradición consiste en sacar a los niños a la calle durante unas pocas horas, disfrazados justamente de esas figuras y criaturas del mal que personifican el peligro del cual queremos protegerlos. Si insistimos en decir que el hombre del saco no existe ( que no existen los fantasmas y lo demoníaco ) traicionamos la Fe que pretendemos defender, traicionamos una cosmovisión, y dejamos que sólo los niños y los hombres sabios y ancianos que han lidiado directamente con el mal sean testimonios de que "ahí fuera está él".  

Laurie- Jamie Lee Curtis, decíamos, es la que "vence" al mal, muy relativamente hablando. Pero ¿por qué es ella la única que sobrevive?. ¿Es de verdad una chica perfecta, teniendo en cuenta esos signos de necesidad sexual reprimida, esos comentarios libidinosos que dice en contadas ocasiones sólo por quedar bien con sus amigas y parecer una chica moderna?.  Una chica, al fin y al cabo, necesitada de calor sexual pero poseedora de unas virtudes que espantan a los hombres. Ese aspecto la dota de un magnetismo personal que atrae a su perseguidor a la vez que la protege de él, constituyendo una defensa y vindicación de su inteligencia y de su conservadurismo extremo.

No salgas de casa, evita las diversiones y las tonterías, vístete con decencia, dedícate a estudiar o a trabajar, cuida de los niños, respeta a los mayores, ama a todo el mundo. Esa es la virtuosa Laurie, algo que encaja con los preceptos divinos para una vida feliz y alejada de las zonas de peligro donde los demonios pueden dañarnos con mayor facilidad, la ética protestante en su interpretación más rígida, lo cual supone que en cierto modo se aleja del verdadero Espíritu de santidad, pero ese debate es para otro día...

Laurie como roca que preserva la pureza y la rectitud, la perseverante, la que nunca cambia; en una secuencia cargada de significados, en las clases de literatura del instituto donde estudia, se menciona al Destino y a la justicia vinculados al carácter justiciero de Michael Myers, el niño abandonado por su hermana que toma su venganza matando a los jóvenes que siguen quebrantando esa ley de Justicia y abandonando a otros niños ( Annie muere porque deja su encargo de cuidar a la pequeña Lindsey y entra en la zona oscura de influencia de Myers ) mientras que por su lado Laurie es la justiciera que contribuye a poner fin a la masacre. Cuestión de Justicia, la de Myers y la de Laurie.


Por último, la secuencia en la que Laurie avanza lentamente hacia la casa de los crímenes, en plena noche, entre el viento otoñal y la evocadora partitura musical de John Carpenter. Cuando esta película amaneció en el mundo en el año 1978, en esos momentos el público, con corazón encogido, pensaba "¡no entres en esa casa!". Ahora tiene un efecto contrario, es como un duelo bajo las estrellas, es el alzamiento de una heroína, la virtud recompensada, es la única que va a vencer al monstruo.


jueves, 7 de octubre de 2021

El espectro de Haddonfield

 


Nadie puede matar al hombre del saco, porque no es real, es decir, no es humano...pertenece al reino de lo daimónico o demoníaco. Una sombra, un espectro entre los rincones oscuros del paisaje urbanizado, un rostro inexpresivo o indescriptiblemente malévolo, una amenaza alimentada por el miedo de los niños que han oído hablar de él sabiendo que en realidad no debería existir. Existe como fenómeno perceptivo, cosas que la gente ve y se da cuenta que están fuera de la realidad ordinaria, pero no saben definirlo, y por ello le llamamos común y simplemente fantasma. Y es interesante comprobar la exposición que de ello se hace en Halloween, partiendo de una historia acerca de lo que podría ser el típico psicokiller de carne y hueso pero que Carpenter lo lleva al terreno de los arquetipos y de lo sobrenatural. Añado que para una panorámica completa de ese concepto de los daimónico es imprescindible acompañarla de Halloween II, donde en un momento dado Donald Pleasence -Sam Loomis nos habla del samhain como manifestación del inconsciente entendido en un sentido psicológico. Ésa sería, pues, la vertiente romántica del otoño y del samhain o halloween en concreto, por cómo nos pone en alerta respecto a las oscuridades que habitan en este mundo. Lo que Jung, desde su sesgo psicologicista, llamaba inconsciente es en verdad la parte oscura de la realidad, aunque sea una realidad fluida, multiforme, indefinida, a medio camino entre lo literal y lo metafórico, lo físico y lo espiritual, conforme a la filosofía expuesta por Patrick Harpur. Más allá de lo aportado por la filosofía humana de raíz platónica, la Palabra de Dios nos advierte del carácter maléfico de por lo menos una buena parte de esas oscuridades, y la película de Carpenter termina dando algunas lecciones de demonología bíblica.  


Una figura espectral que acecha desde los rincones oscuros de la realidad


No podríamos explicar exactamente por qué los demonios se manifiestan en forma de sombra negra, de forma humana que vigila y permanece inmóvil hasta que de repente desaparece, de figura aparentemente humana con ropaje blanco que "flota" sobre el suelo e igualmente permanece inmóvil y con la mirada fija, y de mujer vestida de negro a la manera del arquetipo de las brujas. Son "formas" que están en la mente humana (el tan cacareado inconsciente colectivo), pero que se corresponden con una realidad física y literal. Un racionalista diría que confundes al cartero repartiendo bolsas por la noche con un fantasma, nada más que un error de percepción. A nosotros nos toca decir que esa realidad física y literal no es la del mundo humano, sino la de los seres sobrenaturales. Por tanto, si la película de Carpenter puede ser leída como relato sobre un perturbado que asesina a mujeres jóvenes, nosotros vamos a describirlo desde la demonología. El perturbado pasó su infancia en una casa encantada, o sea, una casa que sufre fenómenos de infestación en donde uno o más espíritus malignos toman posesión de la casa. Vivir en un lugar maldito expone a sus habitantes a ser de alguna forma influenciados o poseídos por un espíritu maligno. No hay consenso sobre la realidad de esto en demonólogos oficiales y oficialistas como el Padre Fortea, pero en cine es un tópico recurrente, lo hemos visto en El conjuro o en clásicos inmensos como Terror en Amityville. Por tanto, podemos ofrecer una pequeña teoría sobre el comportamiento de Michael Myers; un niño afectado por el abandono, una hermana que lo abandona para dedicarse a sus juegos lujuriosos y él, inspirado por un ente maligno, mata a su hermana, convirtiéndose en un personaje con un fuerte rasgo misógino ( las mujeres no deben divertirse, deben cuidar de los suyos y ser responsables ). Laurie es precisamente el tipo de chica perfecta que conforme se va acercando a dar rienda suelta a su lujuria ve crecer la sombra de una amenaza en forma de hombre del saco, aunque finalmente ( la final girl ) sobrevive por méritos relacionados con la virtud que representa, a pesar de todo. Con esto se pueden hacer interpretaciones psicoanalíticas la mar de entretenidas y curiosas, pero de momento lo dejamos en esa imagen del espectro del Mal que es "vencido" por la final girl.