viernes, 25 de junio de 2021
Los "daimones" de Clive Barker
viernes, 18 de junio de 2021
"Que no os invada el odio"
Inicio
Contemplemos todos estos cuarenta años de cine y fantasía en los que los nueve episodios de la saga han ido irrumpiendo en la actualidad, cada uno en su momento y generación, y avanzando hacia la conclusión definitiva de cuarenta años de representación acerca de la lucha contra el poder del Enemigo de Dios y de los hombres. De esa forma es como The Rise of Skywalker puede ser entendida conforme al argumento que inspira nuestro cine-fórum. Por otra parte, entendemos que la complejidad temática de la saga hace que ésta pueda ser interpretada de formas muy distintas y conforme a distintas filosofías y religiones, así que nuestra aportación no pretende sentar cátedra ni quiere convencer a nadie de nada, pero sí explicar la conclusión de la saga a la luz de la Palabra de Dios. En cualquier caso, a pocos se les escapa que el personaje conocido como Palpatine, o el Lord Oscuro, es una clara imitación del Satanás bíblico, al igual que los Jedi son una imitación del pueblo de Dios, mientras que los sith son los partidarios de Satanás. Durante la lucha final, el Lord Oscuro es el Sith que contiene a todos los sith, y Rey es la Jedi que contiene a todos los jedi, escenificando la lucha entre dos espíritus radicalmente opuestos: el Espíritu de iniquidad (los Sith) y el Espíritu de Santidad (los Jedi). Desde este prisma, no puede haber ninguna forma de equilibrio entre la Luz y la Oscuridad, sino una lucha que se extiende durante siglos y milenios hasta el triunfo final de la Luz, y la restauración de un mundo libre del pecado y la maldad, como era en el origen. Y ahora especifiquemos un poco más la forma en que el Maligno se manifiesta en ésta conocida ficción cinematográfica; Palpatine es un contenedor, y el Lord Oscuro es el contenido. O, en otras palabras, Palpatine es la Serpiente, la máscara o el disfraz que utiliza Satanás-Lord Sidius para manipular y tentar a hombres como el joven Anakin Sywalker. Era interesante este punto porque parece que gran parte del fandom no suele distinguir entre uno y otro, del mismo modo que debemos saber que una cosa es la Serpiente o disfraz de Satanás, y otra distinta es el ángel caído que utiliza dicho disfraz, originariamente conocido como Lucifer. Por tanto, Satanás se presenta bajo la apariencia de la criatura más bella dentro del mundo animal en tiempos del paraíso perdido, o bajo el aspecto de un anciano venerable, bueno y sabio, conforme al rostro y la interpretación del actor Ian Mcdiarmid.
Aborrecedores del mal
Hecho este inciso, vayamos a un asunto teológico de gran importancia para quienes se sientan implicados en la lucha espiritual. Se trata de un aspecto quizás más emocional que intelectual. Estar bajo la inspiración del Espíritu de Santidad nos lleva a aborrecer el Mal, incluso al deseo de ver su aniquilación definitiva. En un momento dado de la película, el Lord Oscuro se presta para que Rey lo mate y se cobre su venganza por la muerte de sus padres. Este tipo de secuencias ponen a prueba ( al igual que, en el terreno de la ficción, Rey está siendo tentada por el Maligno ) el verdadero entendimiento que sobre el Espíritu de Santidad tiene el seguidor de Cristo. Es decir, ¿debemos aborrecer el Mal?¿odiar a Satanás y a sus demonios?. Si la Palabra de Dios nos dice "aborreced el mal", pensamos que sí, y podemos justificar una actitud emocional de destructividad. Solemos pensar que cuando la Palabra nos dice "amad a vuestros enemigos" es una instrucción referida a las personas de carne y hueso, mientras que tenemos vía libre para odiar y desear el mal a los enemigos de naturaleza invisible. Meditemos en ello unos instantes. Y ahora volvemos a esa secuencia de la película: Rey tiene la ocasión, la gran oportunidad de liberar todo su odio y su emoción destructiva contra el cuerpo físico de Palpatine, la encarnación del Mal. Pero no lo hace, consigue vencer la tentación porque sabe que si mata a Palpatine, entonces el Lord Oscuro la poseerá a ella. Es una cuestión de estrategia y perspicacia, de momento no es por amor a su enemigo, pero consigue vencer ese primer peldaño de la tentación satánica. A continuación, el Lord Oscuro (el cual tiene un plan A, un plan B, un plan C...) prueba a tentar a Rey teniendo en cuenta los aspectos más nobles de su personalidad, como la fidelidad a sus amigos y camaradas, y le ofrece el trono del imperio galáctico como forma de proteger a los seres que ama. Y es cierto, muchas veces Satanás puede tentarnos con darnos un poder especial que nos permita proteger a las personas que amamos, pero al precio de adorarle y obtener ventajas terrenales. Y entonces sí, Rey, de corazón muy noble, está dispuesta a hacer lo que nunca se debe hacer, matar, con la excusa de que lo hace para salvar a sus amigos y a todo lo que es noble y bueno. Entonces, cuando ya Rey tiene la plena disposición de matar, cuando está a un pequeño paso de entrar en el lado oscuro, entra en acción Ben- Solo (Kylo-Ren), el portador del verdadero amor, un amor que ni siquiera Rey conoce hasta ese momento. Se da una especie de conexión emocional y telepática entre Rey y Ben- Solo en la que Ben le envía a Rey una consigna, una señal definitiva que libera a Rey de su odio. Pero para entender bien este punto tenemos que retroceder a otro momento especial y fundamental de la película.
El sacrificio de Leia
Rey y Kylo luchan encarnizadamente sobre las ruinas de la antigua estrella de la muerte y entre el oleaje de las aguas. Leia, que conoce el destino de su hijo, se dispone a sacrificar su propia vida para que el amor que vive en ella pueda gobernar también en el alma y la conciencia de Kylo-Ren (¿ a qué nos recuerda esto?). En el momento en que Kylo percibe la llamada de su madre y desatiende a su oponente, Rey lo aprovecha para clavar el sable láser en el estómago de Kylo, de manera un tanto traicionera. Y en ese mismo momento Rey percibe el sacrificio de Leia, y se da cuenta de su tremendo error, ya que Rey está intentando destruir aquello por lo que Leia se está sacrificando. Por cierto, Rey intenta matar a Kylo con la espada láser de Kylo, la misma espada que después lanzará Kylo a las aguas como signo de su liberación espiritual.
El mal no es la persona
Así pues, Rey y Ben-Solo como un mismo ser, portadores de un amor que es concedido por gracia, por el amor y el sacrificio de sus maestros y los antecesores de generaciones pasadas, se disponen a enfrentar el Mal de forma definitiva. Claro que al Lord Oscuro le quedaba un último recurso consistente en aprovechar la fuerza vital de ambos para poder regenerar su cuerpo y manifestarse plenamente en Palpatine. A pesar de ello, veremos a Rey invocando al espíritu de los Jedi, levantarse desde el suelo, empuñando dos espadas con las que forma una Cruz para repeler los dardos satánicos del Lord Oscuro, quien termina consumido por su propio fuego. Así es como Rey consigue vencer el mal, no con odio, sino con un determinado Espíritu. En otra secuencia de la película, muy anterior, Rey se enfrenta a una serpiente, y lo hace sanando sus heridas. Es otro momento bellamente simbólico ya que esa serpiente alude al futuro enfrentamiento con el Lord Oscuro, dejando entrever que contra el mal no hay odio justificable. Que cuando la Palabra de Dios nos dice "amarás a tu enemigo" no se refiere sólo a los seres humanos, sino a los ángeles caídos y demonios que conspiran en cada momento para destruirnos, ni más ni menos. Es por eso mismo que debemos entender que amar no significa ser estúpidos ni permitir que nos hagan daño, aunque ese es otro tema. Como conclusión, pensemos que las personas no son el mal, el mal es el pecado. Debemos separar a la persona del pecado. Amar siempre a las personas, tolerancia cero con el pecado mirando primero la viga que tenemos en el ojo propio antes que nada, de eso se trata. Estamos, en definitiva, incidiendo en el mandamiento de "no matarás", y por tanto debemos estar siempre libres de odio.
El ascenso de un apellido y el oro de la Espada
Matar al padre significa destruir un legado de amor y tradición. Cuando Kylo mató a Han Solo mató a una parte de su madre y de lo que Han Solo había recibido de su relación con los Jedi. Cuando Palpatine mató a los padres de Rey, la condenó a la soledad y a la necesidad de encontrar una identidad, una cultura, un sentido a la existencia. Entonces, el Maligno se presenta como padre de todos los abandonados, los que están desorientados y buscan unos valores para vivir. Entonces puede aparecer Satanás y hacer el papel de padre. Si Rey hubiera matado a Palpatine, hubiera destruido una cultura falsa, demoníaca, pero al menos era una "cultura". Pero tenía que luchar contra ello con el Espíritu correcto. Resistiendo al mal en lugar de destruirlo. Dando vida en lugar de quitarla, como Kylo en su momento y sacrificio final. Es entonces cuando, aquello que no consiguió Anakin al proclamar su deseo arrogante de aprender a evitar que las personas mueran ( véase en el episodio II ) se realiza definitivamente en el espíritu de Rey y de Kylo. Es muy noble querer evitar la muerte de las personas, pero lo podemos hacer por vanidad personal, o porque amamos verdaderamente a las personas como Dios las ama. Cuando Rey, por otro lado, adopta para sí misma el apellido de Skywalker, en ese momento final y sublime de la película, está redimiendo el pasado de un linaje familiar caracterizado por desgracias y fracasos una generación tras otra. En Rey, no obstante, se cumple algo que no se había dado en el pasado, fruto de esa relación y continuidad entre la vieja y la nueva generación. Entonces ella es la que empuña la Espada dorada, y el oro en la Biblia representa la santidad, la realización final de todos los que están en el proceso de santificación.
domingo, 13 de junio de 2021
La posesión de Anakin Skywalker
Antes que nada, es posible que si tuviéramos que exponer toda la demonología contenida en la saga Star Wars y en cada uno de sus nueve episodios entonces podríamos estar hablando de ella ad infinitum. No obstante, la propuesta consiste en hablar lo mínimo de ella y dejar constancia de los aspectos, a nuestro juicio, más destacables. Dicho esto, vayamos al grano. Lo más importante es el perfil psicológico del personaje conocido como Anakin Skywalker tal y como se nos revela en The phantom menace, Attack of the clones y Revenge of the Sith. Los sucesivos pasos hacia aquello que en las películas de George Lucas se llama el lado oscuro no es otra cosa que una detallada exposición de cómo la mente de un ser humano normal, o incluso de un ser humano especialmente bondadoso, puede terminar sometida y bajo el control del príncipe de las tinieblas (aquí llamado Lord Sidius). Vivimos en un mundo donde los demonios están al acecho esperando hallar alguna grieta por donde poder entrar en el fondo de nuestra mente y corazón y destruir todo lo noble y bueno que pueda haber en nosotros. El demonio en Star Wars aparece bajo la máscara de un personaje humano conocido como Palpatine, mostrándose en esos ojos amarillentos característicos conforme al canon establecido en El exorcista, y que ha sido imitado en el cine de terror hasta la saciedad, aunque parece ser que no es más que eso, un tópico cinematográfico que no tiene ninguna relación con lo observado por los testimonios de casos de posesión reales. En el episodio III George Lucas lo utilizó para expresar la maldad y la locura de Anakin en momentos breves y muy concretos, dejando que la presencia de lo demoníaco en Star Wars sea un asunto envuelto en el misterio, explicado a medias y sugerido, si acaso, en novelas o futuros spin-offs acerca del origen de los Sith. Y es que normalmente asumimos el paso hacia el lado oscuro como el resultado de un proceso psicológico o una decisión voluntaria de hacer el mal, pero es menos habitual considerarlo desde un prisma teológico donde Anakin es, literalmente, poseído por el demonio. De todas formas, y para terminar de momento este punto, J.J. Abrams vino a poner los puntos sobre las íes.
¿Y cómo se llega a ese estado de posesión diabólica?. Hay varios motivos temáticos que convergen en ese sentido. Todo empieza con la historia del niño esclavo que no tiene padre conocido y que por otra parte es arrancado prematuramente del seno de su madre, la figura de apego fundamental. Se convierte en la historia de la construcción de un ego en base a su potencial y a la condición de elegido. La arrogancia de Anakin se convierte en motivo central, como signo de inmadurez e impulsividad. El amor te ha cegado, es una frase clave, pues Padme representa esa figura de apego nunca superada que empieza con la madre y continúa con Padme. La inmadurez espiritual implica un deseo de controlar o poseer a las personas y al entorno. Construir o poseer un Imperio, proteger a la mujer que amas no porque la amas incondicionalmente, sino porque quieres controlarla como parte de ese todo perfectamente controlado. Es decir, Anakin, con su sentido de lealtad hacia sus amigos, a la hermandad de la que forma parte y al sistema de la república, en realidad vive desde su ego ególatra, queriendo confiar en sus propias fuerzas, y no en Dios o, en el lenguaje y la teología propia y específica de la saga, en los grandes designios de la fuerza. Y así se nos muestra la grieta en el alma de Anakin, esa debilidad que aprovecha el Lord Oscuro para animarle a desatar el odio y la violencia contra sus hermanos, contra los separatistas que son masacrados, encontrando el placer en el poder de destruir a aquellos que puedan ser un obstáculo a su deseo de tener el control. Pero el caso es que entonces en realidad se convierte en esclavo del Maligno, quien lo controla a él. Apliquemos todo esto a nuestra vida práctica y cotidiana, porque cada uno de nosotros a menudo se deja llevar por un deseo también de control, es decir, de que las cosas sean como creemos que deben ser, que las personas respondan a nuestras expectativas, que impere la justicia a la manera en que nos gustaría, y un largo etcétera. Ese es también un camino hacia la esclavitud bajo el poder del Maligno. En ese caso, el mejor antídoto es dejar de querer controlarlo todo, cumplir con humildad el propósito que Dios le asigna a cada uno en la intimidad de su conciencia, y que la paz de Dios esté con nosotros independientemente de si los demás responden o no a nuestras expectativas. O, en otras palabras, la liberación de vivir para satisfacer las necesidades de los demás, y no las propias.
lunes, 7 de junio de 2021
Una contradicción escandalosa
I. Problemática...y película de culto
La película Communion resulta bastante problemática a la hora de abordar la demonología desde una base bíblica. Así que vamos a suponer que éste es el primero de una serie de escritos en los que trataré de cubrir todos los aspectos e interrogantes que plantea la película con el fin de atar los cabos. Como introducción veamos esos rasgos que hacen que esté dentro de la categoría de cult movie. El primero y más evidente es la temática acerca de los humanoides y todo lo relacionado con la ufología. Pero no es la temática en sí lo que llama nuestra atención, sino sobre todo la forma de abordar el que ha sido uno de los misterios más populares e intrigantes surgidos en la sociedad del siglo XX ( aunque sabemos que en realidad es un fenómeno que está ahí desde el principio de los tiempos, desde que Eva fue seducida por el Maligno disfrazado de "serpiente". De igual modo, en esta película los disfraces juegan un papel muy importante, y en algún momento se menciona el juego de cajas chinas - y atención a esas máscaras - como clave para entender la verdadera naturaleza del fenómeno ). Si reconocemos el carácter religioso de la ufología, Communion es la expresión de la necesidad de entrar en contacto con fuerzas e inteligencias que van más allá de lo humano, de explorar las regiones oscuras de la realidad, el presentimiento de que formamos parte de una trama ( o un conflicto ) de la cual no somos conscientes y, en definitiva, la necesidad de alcanzar las respuestas trascendentales acerca del sentido de la existencia. Y lo hace con la frescura, la excentricidad y la pasión que sólo se da en una película del videoclub de los ochenta, referida al sentir y al hacer de aquella época y de aquellos primeros pasos en el terreno de las cuestiones religiosas. Por otra parte, su forma de alternar los distintos escenarios sirve para construir una representación acerca de una forma de percibir la realidad en cualquier lugar, ya sea el dormitorio, la ciudad, la casa en el monte, una exposición de arte, el consultorio de una psicóloga o el bosque. Los seres del mundo invisible acechan en cualquier lugar y la experiencia humana es sólo una pequeña parte en el conjunto de mundos e inteligencias creadas por Dios. Por último, la interpretación de Christopher Walken- Whitley Strieber supone un pulso vital de inspiración para todos aquellos que están inmiscuidos en tareas creativas.
II. Los "visitantes" y Whitley
Si vamos al relato, Witley no parece ser una persona interesada en los mundos desconocidos. Los "visitantes" invaden su intimidad y su vida familiar, personal y creativa sin pedir permiso, forzando puertas y ventanas. Ese dato es más que suficiente para afirmar el carácter demoniaco de los "visitantes de dormitorio", sin necesidad de aludir a las vejaciones sexuales sufridas por las víctimas. Whitley, en otro momento de la película, afirma estar bajo control mental, "ellos" están modificando sus esquemas mentales y su comportamiento, convirtiéndolo en alguien más relativista, además de fumador. Y, sin embargo, parece que "ellos" son seres benignos, o pretenden dar un mensaje ecuménico de amor y tolerancia universal. La película no parece querer engañar a nadie, pero el mensaje predominante al final de su discurso es que "ellos", los que violan, invaden y juegan con la fragilidad y la ignorancia humana, son seres benignos, de alguna forma extraña e indescifrable. Y aquí está el tema...
III. ¿Quiénes o qué son "ellos"?
Aquí convendría repasar lo escrito acerca de Paranormal activity. También atender a la distinción entre la entidad que provoca un determinado fenómeno, y el fenómeno tal y como es percibido por la víctima de este tipo de ataques, es decir, el fenómeno daimonico o demoniaco. Los demonios no son personas o entes concretos y delimitados, son visiones que las personas tienen, son percepciones, figuras cambiantes y fluidas, compuestas de muchas máscaras y disfraces, como la misma naturaleza de los sueños, conforme a la descripción realizada por Patrick Harpur en su libro Realidad daimonica. Satanás, como el resto de su ejército de ángeles caídos, no suele mostrar su aspecto físico real, sino que utiliza máscaras. En relación con esto, en algún punto de las páginas de la obra El paraíso perdido de John Milton, se sugiere una idea coherente con nuestra exposición; cuando los ángeles caídos fueron arrojados al abismo que envuelve nuestro pequeño mundo conocido, Satanás pensó que la mejor forma de manejar al ser humano a su antojo era ocultarse en el imaginario colectivo de la humanidad, el mundo de los sueños, los arquetipos, las esperanzas de la humanidad cristalizadas en imágenes atractivas conforme a cada época y cultura. Por tanto, cada quién es libre de interpretar el fenómeno de los "visitantes de dormitorio" conforme a su preferencia, podemos pensar en un mundo de sueños inmanente o en un juego de sombras proyectadas por los titiriteros del Enemigo de Dios y de los hombres.
IV. Los testimonios...y el meollo del asunto
Como se ha apuntado antes, es una contradicción escandalosa que los mismos seres que invaden la intimidad del ser humano para vejarlo y manipularlo se presenten como amigos y benefactores. Todavía más preocupante es que los espectadores, y todos los que en algún momento de nuestras vidas hemos sido consumidores de este tipo de literaturas, nos hayamos tragado el anzuelo. Fácilmente se nos olvida la moral y la ética y nos dejamos seducir por el misterio y lo fascinador. A veces necesitamos imperiosamente creer que, si existen otros seres inteligentes en el universo, han de ser buenos, porque ya tenemos bastante con las miserias humanas como para estar pensando que los seres superiores también están llenos de maldad. ¿Quién podrá salvarse?. Pues para eso tenemos la Palabra de Dios, la cual, por un lado, nos advierte de que existen seres superiores a nosotros, y cuya maldad supera de forma inimaginable a la maldad humana. De hecho, odian al ser humano porque está destinado a poblar el Cielo del cual ellos fueron expulsados. Nosotros hablamos de envidia y odio como atributos humanos que se entremezclan con el amor y la bondad. Pero "ellos" son maldad pura. Por otro lado, la Palabra nos dice que Dios está al control de todo, y que el enemigo no tiene poder sobre nosotros...a no ser que se lo concedamos dando la espalda a la Luz, a la moral, a la ética, a la excelencia de Dios y a su santa palabra. Por eso, no existe ningún misterio, no hay nada que descubrir. O estamos en el camino del bien o estamos en el camino del mal. Para ir terminando, decir que, al contrario que otros fenómenos, sucesos o casos relacionados con la demonología ( por ejemplo, usted dificilmente tendrá que afrontar un caso de posesión demoníaca al estilo de El exorcista, porque son raros o practicamente inexistentes ) el tema de los "visitantes de dormitorio" es más común. Es probable que en más de un momento de su vida se tope con alguna persona que le cuente algo acerca de extrañas visiones en la noche, que ven "personas" u otros seres extraños junto a su cama, o en el pasillo de casa, figuras vestidas de blanco de extraña inexpresividad en el rostro, figuras de negro, personas con aspecto de mendigo que las acosan y luego desaparecen sin más. No me refiero a patologías psicológicas, hablo de personas normales y cabales que, de repente, empiezan a ver a "personas" que no deberían estar ahí. Pues esta gente está siendo víctima de un tipo de acoso que nos cuesta reconocer por los motivos expuestos en la entrada de hoy. Nadie tiene derecho a violar nuestra intimidad, ya sea humano o sobrehumano. Así que el mejor consejo que podemos darles a las personas que están viviendo este tipo de experiencias es que denuncien los fenómenos, y normalmente se recurre a la acción de algún sacerdote o pastor bíblico, que son los que realmente conocen el trasfondo del problema. Es un problema de origen espiritual.