lunes, 26 de julio de 2021
La cruz frente a las huestes de maldad
miércoles, 21 de julio de 2021
Engaños satánicos
Escrito está en la Palabra de Dios que sólo hay un intercesor y mediador entre Dios y los hombres, sólo nuestro Señor Jesucristo, el único en quien podemos confiar al orar o encomendar nuestras vidas. La película The Unholy muestra a una comunidad religiosa católica que es tentada por medio de maravillas y señales con la finalidad de que adoren a alguien que no es Jesucristo. Es una producción de Sam Raimi, cineasta de la vieja guardia cuya carrera se ha basado prácticamente en la demonología desde un estilo lúdico o paródico, pero aquí llega a convertirlo en una advertencia real y muy seria de cara a todos los creyentes; cuidado con a quién le rezas, según el anuncio de la película, poniendo en cuestión a toda la fenomenología de las apariciones marianas al sugerir que detrás de los eventos milagrosos está el Diablo, aquí representado mediante una de sus formas folclóricas referidas a la brujería. Por otra parte, la virgen María, de por sí, entendida como un arquetipo de pureza y bondad, puede ser fuente de inspiración para la vida de santidad, pero nosotros tenemos un Dios real, de carne y hueso, que es mucho más que una idea o un arquetipo, que fue clavado en la Cruz para perdón de pecados y vida eterna. Toda forma de adoración que no sea la que nos lleva a una comunión con Cristo nos pone en riesgo de ser engañados. La misma Palabra nos advierte: Satanás se disfraza de ángel de luz (2 de corintios, 11:14), volviendo al tema de las máscaras del Diablo, seductoras, dulces, sensuales, "mágicas" y destinadas a generar fascinación en el alma humana. Respecto a ello, una curiosidad; al inicio de la película, es el mismo representante de la institución católica quien coloca la máscara de "bondad" sobre el rostro de la impía.
lunes, 19 de julio de 2021
Díptico ( Perder y recuperar la Fe )
Desde el clásico de 1985 hasta su relectura a manos de Craig Gillespie en el 2011, Fright Night sería como una única pieza que resume, a golpe de parodias y actualizaciones del mito, y desde una perspectiva adolescente, el trayecto espiritual de quienes nunca conseguirán "madurar", es decir, dejar de creer en lo sobrenatural. Parece que la versión de Gillespie no hace otra cosa que explicitar y ponerle puntos sobre las íes al film original de Tom Holland, el cual presentaba a los aficionados al cine fantástico y de terror como gente particularmente sensible a la presencia del Mal en un sentido espiritual, seres ridículos a los que nadie podrá creer. Y volveríamos a la cuestión planteada en una entrada anterior; si el cine de terror es simplemente un entretenimiento morboso, o también una forma de alimentar la inquietud religiosa. Así pues, la película muestra a un Charley Brewster que traiciona su pasado, su amistad con los rechazados y marginados y su Fe para poder gozar de la mujer, planteada aquí, muy acertadamente, como un cebo hipersexualizado usado por el Enemigo con la finalidad de apartarnos de la lucha espiritual. Una vez más, la sensualidad femenina aparece como objeto que debilita y distrae, pero sólo hasta el momento en que ella empieza a creer y a participar de la lucha, acompañando a Charlie en ese retorno hacia la Fe. En ese sentido, la película tiene una conclusión que puede parecer idealista e inalcanzable, en la cual Charlie se queda con todo, con la Fe y con la chica, sin tener que elegir entre un camino u otro. Hay otros detallazos interesantes y a tener en cuenta. La presencia de la Cruz de Cristo, que en el filme de Holland estaba mucho más asociada al poder espiritual y tenía mayor protagonismo, aquí reduce su poderío e importancia en beneficio de clavos y estacas bendecidas por San Miguel. Pero sobre todo ese tramo final de la película, con Charley ataviado con ballestas, balas y pasamontañas a la caza del vampiro, nos vuelve a recordar que siempre estaremos a tiempo de recuperar la Fe, pero al precio de convertirnos en seres absolutamente ridículos. Es un signo de estos tiempos en los que vivimos.
jueves, 15 de julio de 2021
Ciclo - Las lunas de Crystal Lake (I): los virtuosos vencen a los demonios
Introito: Aspectos demonológicos
Si existe un lugar y un ambiente verdaderamente propicio para la comunión con Dios, y en el que nunca debería existir el mal, es el bosque y la vida retirada en el campo. Lugares como Crystal Lake. La imagen del lago, con sus aguas límpidas reflejando el cielo y la tierra, nos remite a esa pureza libre de mancha y similar a las aguas del paraíso celestial. Sin embargo, la conducta irresponsable de los jóvenes monitores del campamento propicia una tragedia a partir de la cual, durante las sucesivas entregas de esta saga cinematográfica, irá cobrando forma y vida el espectro demoníaco conocido como Jason Voorhees. Siguiendo este argumento, podríamos decir que el mal origina el mal. Cuando en un determinado lugar (ese tipo de lugares de los que decimos que están "encantados" o "malditos") sucede algo que produce dolor, resentimientos, inseguridades, angustias, se abren grietas en la mente y el alma de los afectados por el suceso y los hace vulnerables a la influencia de las huestes de maldad espirituales, del mismo modo que se abren puertas haciendo que los espíritus malignos puedan tener mayor influencia en dicho lugar . En Viernes 13, concretamente, la señora Voorhees aparece con un perfil psicopático muy similar al de Norman Bates en la película Psicosis, pero desde la perspectiva demonológica consideramos que la enfermedad mental es otro signo de la influencia de inteligencias malignas en la mente humana. Por tanto, la señora Voorhees actúa bajo la influencia de un daimon (demonio) que contiene el recuerdo y la apariencia de su hijo fallecido. La cámara subjetiva de Sean S. Cunningham, por su parte, nos está ofreciendo la perspectiva del daimon a través de los ojos de la madre resentida, y hace que toda la beatitud y tranquilidad de Crystal Lake se convierta en una sombra amenazante que impregna cada ráfaga de viento, cada resplandor de luna, cada rincón alejado o velado por la ausencia de luz. Las personas hipersensibles a la presencia de entes malignos suelen decir que. en ciertos lugares, presienten la malignidad del lugar, aunque no siempre saben definir la naturaleza de ese mal. La película consigue transmitir una sensación muy parecida, esa mixtura entre la benéfica normalidad natural de lo cotidiano y lo oculto desconocido.
Un "mensajero de Dios"... y los aspectos ideológicos
La final girl, tradición que arranca en el Halloween de John Carpenter, en este caso es Alice, la chica que representa las virtudes de la ética cristiana protestante y norteamericana: responsabilidad, disciplina, austeridad, se aleja de las diversiones o banalidades para concentrar su energía en el trabajo y en la formación académica o profesional. Por eso es la única que sobrevive a la matanza. La virtud tiene su recompensa, la virtud nos lleva al camino de la Vida. No todos somos iguales, ni todos aspiramos a la perfección cristiana. Por eso mismo Dios hace salir su sol sobre justos y pecadores, pero la supervivencia eterna es sólo para los virtuosos ( los que cumplen la Ley de Dios ).
sábado, 10 de julio de 2021
Los endemoniados de Gadara
28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.
domingo, 4 de julio de 2021
Perdidos en la oscuridad
En The Lost Boys podemos ver un punto de partida similar al de Demons, tanto en la forma como en los significados. Los créditos del inicio describen a Santa Carla como un lugar de desorden, suciedad y delincuencia, donde la juventud punk, los rockers y los chicanos protagonizan la vida en las calles de la babilonia de turno, con la referencia musical a Jim Morrison. Santa Carla es un lugar de gente rara pero, al contrario que en Razas de noche, aquí los extraños no poseen ninguna ambigüedad en cuanto a su indentidad moral o espiritual, sino que en este caso la gente moderna y extravagante se la identifica con el satanismo, con lo cual volvemos a estar ante una película cien por cien de tradición cristiana. Nos cuenta una historia sobre la adolescencia, y sobre cómo los adolescentes pueden sucumbir al Mal al ser tentados con la sensualidad femenina y las drogas. Michael es el personaje que protagoniza ese camino hacia el Mal. Primero es seducido por la chica que lo lleva hacia el grupo de motoristas satánicos, y posteriormente cede ante la tentación de probar la droga de los vampiros. Sucesivamente va pasando por las pruebas en su camino de iniciación hacia el satanismo, o lo que en nuestra sociedad se le llama el camino a la madurez, con sus correspondientes ritos de paso. Michael, por otro lado, forma parte de una familia desestructurada, como su hermano menor, quien no concibe la vida sin el televisor. Hijos sin padre en una sociedad sin rumbo y carente de valores, y con una madre que está siendo seducida por el Jefe de los demonios que gobiernan en Santa Carla. Una vez más, ante el vacío moral en la sociedad, muy frecuentemente ligado con la ausencia del padre o la necesidad de tener un padre (o ausencia o necesidad de una Autoridad), Satanás viene a aprovecharse de la situación para intentar destruir a una familia (o a toda una sociedad).
Los hermanos Frog:"Defendemos la Justicia, la Verdad y el modo de vida americano"
En este fórum nos interesa particularmente todo lo que representan esos dos adolescentes consumidores de cómics y películas de terror, que se visten a la manera de Rambo y del coronel Trautman. Ellos son quienes desempeñan el rol de guías espirituales en esa batalla contra el mal, haciendo una parodia de aquello que con mayor seriedad y sentido teológico había encarnado Peter Cushing. Matar vampiros sería luchar contra el mal que habita en cada uno de nosotros, mirando la viga que está en el propio ojo tanto como a los males que afectan a quienes nos rodean o a la sociedad en general. Desde luego que el cine de los ochenta, a pesar de conservar esa tradición, ya empezaba a tratar estos temas con mayor frivolidad, conforme a los cambios en la sociedad y en las necesidades de los espectadores. Así pues, aunque se puede decir que los hermanos Frog son una forma de ridiculizar a la Fe y al cristianismo, fijémonos en su contenido ideológico: la religiosidad y el patriotismo tradicionalista. Pero recordemos que en este caso tenemos que ir a la contra de una película que no pretende tomarse en serio a sí misma ni a los temas tratados y, a pesar de ello, utilizando los filtros adecuados, nos indica algunas verdades. En primer lugar, camaradas, debemos valorar adecuadamente y en la medida de lo posible sentirnos identificados con ciertos aspectos de los hermanos Frog, pues parte de la demonología que podemos aprender proviene, efectivamente, o del cómic o del cine de terror, pues son los géneros donde se abordan estos temas espirituales. Generalmente se entiende que el cine de terror es para gente atea, agnóstica o directamente satanista, quizás porque normalmente se entiende que el cine o la literatura de terror buscan el morbo o glorificar a Satanás, ya que son productos donde Satanás tiene el protagonismo, así como las obras de iniquidad en ellos escenificadas. Todo eso es verdad, pero también todo depende de los filtros y de la formación de la persona. Una pregunta que ha surgido, por otro lado, es qué tiene que ver el patriotismo al estilo Rambo con la lucha espiritual. Los hermanos Frog luchan contra la Torre de Babel moderna, la Babilonia de la globalización en nuestros días. Recordemos que Dios, ante aquella civilización unida en su vanidad de suplantar a Dios, condundió sus lenguas para impedir la construcción de aquel reino satánico. Actualmente, frente a la destrucción de la diversidad nacional y cultural, es menester adoptar posturas localistas, mirando a las raíces y a la tradición de cada país y lugar. Podemos pensar que los hermanos Frog nos remiten a la raíz protestante y bíblica de la nación estadounidense, aunque otros pueden pensar, visto hoy en día, en una suerte de trumpismo. En todo caso, no se trata de ponerse la cinta roja de Rambo ni de alistarse a algún partido ultraconservador o independentista, sino de actitudes y obras que debemos poner en práctica cada día y en cada momento. Tan importante es saber que nuestra verdadera patria está en el Cielo como saber hacia dónde nos lleva esta mundialización sin tradición y sin alma.
Por último, los vampiros no existen y poco se puede hacer con ajos y agua bendita. Pero quizás algunos de vosotros podéis percibir el mal a vuestro alrededor, que las cosas no son como deberían ser, que hay corrupción política y que el ambiente social, como en Santa Carla, está enrarecido. El Maligno tiene mucho poder hasta donde le permite nuestra impiedad, pero frente a todo ello tenemos la bendición de Dios y el poder del Espíritu Santo.