28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.
29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?
30 Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos.
31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.
32 El les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.
33 Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.
34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.
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El episodio de los endemoniados gadarenos, en Mateo 8: 28-34, ilustra la actitud y las resoluciones de Jesús ante la presencia de demonios en la vida humana. En primer lugar nos describe a los endemoniados como personas que "salen de los sepulcros", lo cual se asemeja al mito contemporáneo referido a los "muertos vivientes". Otro aspecto interesante es que los demonios reconocen a Jesús al instante, como alguien con quien comparten una determinada condición; tanto Jesús como los demonios son seres que habitan en lo humano pero no son del mundo terrestre, están involucrados en un conflicto cósmico que escapa a la conciencia normal del humano, y saben que el conflicto termina con la aniquilación del mal y de los demonios. El otro aspecto a remarcar es cómo Jesús no media con palabras, sentencias, juicios o condenaciones. Simplemente escucha la petición de los demonios y se la concede, les otorga una satisfacción. Prefiere liberar almas humanas y sacrificar a los cerdos, ya que el objetivo de los demonios es destruir cualquier forma de vida que cae bajo su poder. Es un "dejar correr" el mal sin atisbos de odio ni vanidad alguna. Lo importante es la liberación del alma humana, sin embargo a los habitantes de aquella región les preocupaba la granja y su repercursión económica.
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