En The Lost Boys podemos ver un punto de partida similar al de Demons, tanto en la forma como en los significados. Los créditos del inicio describen a Santa Carla como un lugar de desorden, suciedad y delincuencia, donde la juventud punk, los rockers y los chicanos protagonizan la vida en las calles de la babilonia de turno, con la referencia musical a Jim Morrison. Santa Carla es un lugar de gente rara pero, al contrario que en Razas de noche, aquí los extraños no poseen ninguna ambigüedad en cuanto a su indentidad moral o espiritual, sino que en este caso la gente moderna y extravagante se la identifica con el satanismo, con lo cual volvemos a estar ante una película cien por cien de tradición cristiana. Nos cuenta una historia sobre la adolescencia, y sobre cómo los adolescentes pueden sucumbir al Mal al ser tentados con la sensualidad femenina y las drogas. Michael es el personaje que protagoniza ese camino hacia el Mal. Primero es seducido por la chica que lo lleva hacia el grupo de motoristas satánicos, y posteriormente cede ante la tentación de probar la droga de los vampiros. Sucesivamente va pasando por las pruebas en su camino de iniciación hacia el satanismo, o lo que en nuestra sociedad se le llama el camino a la madurez, con sus correspondientes ritos de paso. Michael, por otro lado, forma parte de una familia desestructurada, como su hermano menor, quien no concibe la vida sin el televisor. Hijos sin padre en una sociedad sin rumbo y carente de valores, y con una madre que está siendo seducida por el Jefe de los demonios que gobiernan en Santa Carla. Una vez más, ante el vacío moral en la sociedad, muy frecuentemente ligado con la ausencia del padre o la necesidad de tener un padre (o ausencia o necesidad de una Autoridad), Satanás viene a aprovecharse de la situación para intentar destruir a una familia (o a toda una sociedad).
Los hermanos Frog:"Defendemos la Justicia, la Verdad y el modo de vida americano"
En este fórum nos interesa particularmente todo lo que representan esos dos adolescentes consumidores de cómics y películas de terror, que se visten a la manera de Rambo y del coronel Trautman. Ellos son quienes desempeñan el rol de guías espirituales en esa batalla contra el mal, haciendo una parodia de aquello que con mayor seriedad y sentido teológico había encarnado Peter Cushing. Matar vampiros sería luchar contra el mal que habita en cada uno de nosotros, mirando la viga que está en el propio ojo tanto como a los males que afectan a quienes nos rodean o a la sociedad en general. Desde luego que el cine de los ochenta, a pesar de conservar esa tradición, ya empezaba a tratar estos temas con mayor frivolidad, conforme a los cambios en la sociedad y en las necesidades de los espectadores. Así pues, aunque se puede decir que los hermanos Frog son una forma de ridiculizar a la Fe y al cristianismo, fijémonos en su contenido ideológico: la religiosidad y el patriotismo tradicionalista. Pero recordemos que en este caso tenemos que ir a la contra de una película que no pretende tomarse en serio a sí misma ni a los temas tratados y, a pesar de ello, utilizando los filtros adecuados, nos indica algunas verdades. En primer lugar, camaradas, debemos valorar adecuadamente y en la medida de lo posible sentirnos identificados con ciertos aspectos de los hermanos Frog, pues parte de la demonología que podemos aprender proviene, efectivamente, o del cómic o del cine de terror, pues son los géneros donde se abordan estos temas espirituales. Generalmente se entiende que el cine de terror es para gente atea, agnóstica o directamente satanista, quizás porque normalmente se entiende que el cine o la literatura de terror buscan el morbo o glorificar a Satanás, ya que son productos donde Satanás tiene el protagonismo, así como las obras de iniquidad en ellos escenificadas. Todo eso es verdad, pero también todo depende de los filtros y de la formación de la persona. Una pregunta que ha surgido, por otro lado, es qué tiene que ver el patriotismo al estilo Rambo con la lucha espiritual. Los hermanos Frog luchan contra la Torre de Babel moderna, la Babilonia de la globalización en nuestros días. Recordemos que Dios, ante aquella civilización unida en su vanidad de suplantar a Dios, condundió sus lenguas para impedir la construcción de aquel reino satánico. Actualmente, frente a la destrucción de la diversidad nacional y cultural, es menester adoptar posturas localistas, mirando a las raíces y a la tradición de cada país y lugar. Podemos pensar que los hermanos Frog nos remiten a la raíz protestante y bíblica de la nación estadounidense, aunque otros pueden pensar, visto hoy en día, en una suerte de trumpismo. En todo caso, no se trata de ponerse la cinta roja de Rambo ni de alistarse a algún partido ultraconservador o independentista, sino de actitudes y obras que debemos poner en práctica cada día y en cada momento. Tan importante es saber que nuestra verdadera patria está en el Cielo como saber hacia dónde nos lleva esta mundialización sin tradición y sin alma.
Por último, los vampiros no existen y poco se puede hacer con ajos y agua bendita. Pero quizás algunos de vosotros podéis percibir el mal a vuestro alrededor, que las cosas no son como deberían ser, que hay corrupción política y que el ambiente social, como en Santa Carla, está enrarecido. El Maligno tiene mucho poder hasta donde le permite nuestra impiedad, pero frente a todo ello tenemos la bendición de Dios y el poder del Espíritu Santo.
Si los vampiros no existen como tales lo que sí existe es el mal en un sentido teológico. Por eso el cine fantástico es un magnífico soporte o apoyo para el creyente, porque nos enseña que detrás de nuestras iniquidades hay inteligencias malignas que están influyendo sobre nuestra mente, ya sea en forma directa o a través de ciertas costumbres sociales inspiradas por Satanás. Al fin y al cabo el cine de terror lo que hace es hacer visible aquello que no percibimos normalmente y de lo que podemos tener conciencia por la Fe en la Palabra. Lo que está por ver es hasta qué punto las representaciones que vemos en el cine tienen algún parecido con los hechos reales de la actividad demoníaca. Tengo curiosidad por saber el origen o el por qué de los ojos amarillentos en los poseídos que salen en estas películas. ¿Surgió a raíz de El exorcista o hay otra causa o tal vez tiene alguna base bíblica o folclórica para ello?.
ResponderEliminarLa canción "People are strange" del inicio es una vindicación del hippismo y de lo extravagante. Se me ocurre que en realidad la película quiere decirnos que lo demoníaco es todo aquello diferente y especial. Lo que la sociedad califica de demoníaco es lo que no comprende. Podemos ser conscientes de que la música rock, el alcohol y las drogas destruyen la salud y la vida de la sociedad pero el discurso de la película puede ir en otra dirección que no es la nuestra.
ResponderEliminarLa voz cantante es "Cry, Little Sister". No die, no fear, no fall, no kill...
ResponderEliminarReferido al comentario Caín: se trataría de explicar la existencia del mal desde la teología ( o la demonología como rama de esta ), buscar el origen y sentido no natural del mal basándonos en la revelación bíblica. Hasta ahora hemos utilizado el cine fantástico, pero el cine de terror, incluso cuando hay ausencia de elementos sobrenaturales o fantásticos, puede servir para construir una demonología que sea más o menos coherente y útil para la disciplina espiritual. Así que estoy pensando en incorporar al cineforum el terror sin elemntos fantásticos. Vamos a probar...
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