domingo, 28 de agosto de 2022
Pandora y el mundo edénico
domingo, 21 de agosto de 2022
El virus de Satanás (II)
De Alemania, en el año 1922, en una nación y una época de grandes luchas espirituales protagonizadas por la sociedades secretas, surgió Nosferatu, la obra maestra de Murnau, como película de terror llena de simbolismos y referencias a la guerra espiritual, y además perfecto exponente de ese cine de terror profético que nos ayuda a entender la realidad desde la visión demonológica, y a anticiparla en cierto modo. Siguiendo el hilo de la aportación de Balagueró y Plaza, en este caso la expansión de la peste no puede separarse del avance y presencia de un mal de tipo preternatural, referido al mundo de las sombras y los espectros del folclore relacionados con la actividad demoníaca. Ratas - o sus alados congéneres los murciélagos - provocan una epidemia que afecta a los humanos, con los típicos síntomas: fiebre, delirios...Resulta de especial interés, atendiendo a lo acaecido en el mundo real, el que, supuestamente, el murciélago sea al transmisor del virus de Satanás, por la tradición que vincula al murciélago con el mundo de las tinieblas. Y mucho más significativo en este sentido es la relación del covid-19 con las enfermedades mentales y las consecuentes "alucinaciones" en las que las personas afectadas por ese agente biológico trasmitido por el "vampiro" tienen visiones o percepciones extrañas, además de la alteración de la estructura cerebral humana de la que ya hemos hablado. En este sentido no hay que dejar de fijarse en noticias como esta. A modo de resumen, las pestilencias en el fin de los tiempos anunciadas en Mateo 24:7 forman parte del plan satánico para corromper el alma humana partiendo de un agente biológico como puede ser un virus. A las grandes pestes del siglo XIV les siguió la inquisición y las matanzas de "herejes". Todo parece indicar, pues, que estamos ante esa gran obra del mal preparatoria para la gran persecución final que precede a la segunda venida de Cristo. Se trata de que nuestro sistema cerebro-mente está siendo atacado mediante los virus pandémicos, y consecuentemente somos más vulnerables a la influencia demoníaca. Una parte de ello parece estar codificado en la obra de Murnau y en otras películas de vampiros, como veremos en otra ocasión si Dios quiere.
martes, 16 de agosto de 2022
El virus de Satanás
Con Rec y Rec 2 Balagueró y Plaza culminaron una tradición que va, para resumir, desde las películas de zombis de George A. Romero hasta la casi definitiva aportación de Lamberto Bava en Demons. A lo largo de ese recorrido, el zombi pasó de ser un ser afectado por algún tipo de droga, virus o parásito, cuya definición era bastante ambigua, a ser claramente una manifestación de posesión diabólica, en la cual participaban esos dos elementos a la vez: una infección vírica que da paso a una posesión diabólica. O, como decían en Demons, nos convertimos en instrumentos del mal tras ser infectados por un virus. Esa mezcla de ciencia ficción y teología cristiana sirve para exponer y explicar el advenimiento de los demonios en los días finales de nuestro mundo. Según la Palabra de Dios, en el tiempo del fin surgirá un remanente, una minoría de seguidores del bien y de la verdad personificadas en Jesucristo. Pero Satanás prepara su ofensiva particular, abriendo el camino para poseer las mente de la mayor parte de la población mundial. El gran asunto de nuestro tiempo es este: o formar parte de una minoría que sirve a la verdad, o de esa mayoría manipulada por Satanás.
Una aparente guerra biológica entre Satanás y el Vaticano
Normalmente lo entendemos como una forma de remitirse o de homenajear al Demons de Lamberto Bava, pero no deja de ser sorprendente que gente como Balagueró y Plaza hicieran una apuesta tan clara, radical, realista y sostenida sobre elementos de ciencia y biología, a favor de la cosmovisión bíblica acerca del mal y del advenimietno de los demonios. En síntesis, lo que plantean a lo largo de estas dos películas ( y esto va por los lectores que prefieran ahorrarse el visionado de películas tan cargadas de violencia y adrenalina ) es una especie de guerra biológica entre Satanás y el Vaticano. Satanás ha creado un virus por medio del cual puede ir contagiando y poseyendo a los humanos. Ante esta ofensiva, el Vaticano, por su parte, trabaja en la investigación para una vacuna con la que poder combatir la infección vírica de Satanás. Pero el caso es que las películas dejan abierta la posibilidad de que sean los mismos agentes del Vaticano los creadores del virus satánico, mientras otra facción disidente trabaja para combatirlo. Y a partir de aquí ya es momento de fijarse en los paralelismos existentes entre lo expuesto en las películas y la realidad vivida en estos tiempos de la pandemia COVID. Un virus de origen oscuro o poco aclarado, los confinamientos, el aislamiento de las personas y el control totalitario por parte del Estado, las fuerzas de seguridad y los agentes de sanidad, el aire a pesadilla kafkiana que tiene todo esto, incluso la sugerencia, con el buen sentido del humor hispano, acerca de los chinos como posibles responsables de la expansión del virus.
¿A las puertas de un "apocalipsis zombi"?
El cine, el arte o la literatura presienten el futuro, y sus visionarios lo plasman en sus obras. El caso es ¿podemos pensar que el virus conocido como "covid-19" y sus posteriores mutaciones puede producir algo parecido a lo que vemos en las películas de Balagueró y Plaza?. En el estudio llevado a cabo a lo largo de este cine-forum ya hemos visto la importancia que tiene el correcto funcionamiento cerebral de las personas de cara a estar protegidas de posibles influencias demoníacas. Si el sistema cerebro-mente no tiene un funcionamiento normal y conforme a la disposición dada por Dios, Satanás puede introducirse en nuestras almas con mayor facilidad. Pues bien, desde aquí la noticia más inquietante que hemos leído acerca del coronavirus es su facultad de modificar la estructura del cerebro humano. Podéis leerlo en noticias como esta. Para la mayor parte de la gente este dato puede resultar menos relevante en comparación con los relativos a sus efectos en las vías respiratorias o en el sistema inmunológico, pero desde un prisma demonológico es fundamental porque la alteración de la estructura cerebral afecta a la vida espiritual de las personas y, por tanto, a cómo nos relacionamos con Dios o a cómo Satanás puede manipularnos. Estamos hablando de un virus de origen oscuro que modifica la estructura cerebral, y que por lo visto la gran mayoría de la población mundial va a ser portadora de ese virus. No obstante, Satanás, por mucho que modifique nuestras estructuras biológicas, no tiene tanto poder como para vencer al poder de la oración y de la fe en Jesucristo. El factor biológico no determina, pero es muy importante, por tanto tenemos que estar muy alerta.
El virus de Satanás
El espíritu de profecía habla sobre la facultad que tiene Satanás de esparcir virus, bacterias y agentes de enfermedad en la vida de los humanos. Es muy probable que el virus COVID-19 sea un virus satánico cuyo objetivo principal, mediante la modificación de la estructura cerebral humana, es debilitar la voluntad y las facultades espirituales y morales del ser humano para que aumente la magnitud del mal manifestado en el planeta Tierra. Puede que ese sea el advenimiento de los demonios en el tiempo del fin, no se trata de que a la gente le empiecen a crecer colmillos, se conviertan en zombis literales y empiecen a correr para devorar la carne de otros seres humanos como en las películas. Puede ser algo mucho más sutil, silencioso y aparentemente "benigno". Se trata de que Satanás tendrá mayor influencia en la mente colectiva de la humanidad, y en consecuencia aumenta la injusticia y el amor por la blasfemia, aunque todo se haga en nombre de la paz, la seguridad y el bien común. Debo decir que, en todo caso, en el entorno de las iglesias hay otras visiones del asunto, y algunos creen que será una posesión diabólica literal, un "apocalipsis zombi" donde los medios de comunicación lo venderán como una epidemia de alguna forma de "rabia", pero en realidad, y esto sólo lo sabrán los que tengan conocimientos de demonología y los que asimilen la visión que Balagueró y Plaza nos ofrecen, se tratará de seres humanos poseídos por demonios.
La vacuna, ¿un instrumento de Dios?
Si el "covid-19" es un virus satánico, podríamos suponer que la vacuna es un trabajo de personas inspiradas por Dios para combatir el ataque biológico perpetrado por Satanás. Pero el caso es que, por lo que sabemos, la vacuna solo combate los efectos sobre las vías respiratorias con el fin de impedir que las personas mueran por insuficiencia respiratoria y colapso pulmonar, no tenemos constancia de que anule los efectos del virus sobre la estructura cerebral humana. Así que poca seguridad se puede tener en lo relativo a la vacuna, aunque hay otras visiones que afirman que la vacuna incide sobre el ARN humano propiciando una mutación que podría servir a los propósitos de Satanás. Si Satanás está en todas partes y tiene poder en todos los asuntos implicados en la pandemia, ¿dónde queda el poder de Dios?. Este tipo de interpretaciones sobredimensionan el poder del mal y parecen estar fuera de la realidad, pero quién sabe.
viernes, 12 de agosto de 2022
"Alguien nos está llamando"
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. -Apocalipsis 3:20-
Hacer de la fantasía y la ciencia-ficción una forma de sentir y de estar en el mundo, tal vez esa sea la idea principal que se desprende del visionado de Explorers. Es una película sobre la infancia como arquetipo, y es una forma de invitarnos a reconectar con aquella fe y aquellas esperanzas de nuestros orígenes, cuando mirábamos a las estrellas con la sincera inquietud acerca de los misterios del universo, buscando a Dios, incluso cuando ya no había casi espacio para Dios porque los "extraterrestres" ya habían copado el imaginario colectivo en la era pop. Por otro lado, vivir y estar en las nubes se presenta como ese aspecto patológico que afecta al aficionado a las historias de ciencia-ficción, quien normalmente se justificará apelando a la grandeza de las aspiraciones celestiales frente a las vanidades del mundo o los aburridos y reducionistas métodos de enseñanza escolar que todos hemos sufrido. Quizás algunos de vosotros habéis sido de esos que preferíais volar sobre las nubes antes que atender la explicación del maestro o maestra de matemáticas o ciencias, pero no por desinterés o desidia sino porque sabíais que la verdadera fuente de la vida y de la realidad está en el reino de lo que el mundo llama fantasía y. ante todo, porque habéis oído la llamada de una voz que creemos procede de las estrellas, cuando en realidad "ellos", tanto los demonios como los ángeles de Dios, están aquí, caminando sobre la Tierra. Tan solo necesitamos discernimiento para distinguir el bien del mal para saber si la llamada tiene origen demoníaco, o es la voz del Espíritu de Dios.
viernes, 5 de agosto de 2022
Amar la fantasía, enfrentar la realidad
Recordemos a grandes narradores del fantástico contemporáneo, como Paco Plaza, quien hace pocos meses afirmó que el cine de terror nos prepara para la realidad, y que si los niños leyeran o vieran más historias sobre monstruos y menos cuentos de hadas les iría mejor en la vida adulta. Desde aquí afirmamos que el tiempo venidero es un tiempo anómalo, donde la ficción invadirá la realidad de forma insospechada para los incrédulos del Apocalipsis y del cumplimiento de las profecías bíblicas. La Biblia es una suerte de perfecto equilibrio entre las historias de monstruos y los cuentos de hadas, nos advierte que el infierno a menudo se materializa en este planeta Tierra que habitamos, y a la vez nos asegura que se cumplirán las promesas de vida eterna en el Reino celestial de Dios. La Biblia es el mayor libro de ciencia-ficción jamás escrito, pero es la Palabra de Dios, y nunca deja de cumplirse.
No hace falta escribir ningún manifiesto sobre la identificación entre el género fantástico y la realidad, ya lo hizo M. Night Shyamalan en Unbreakable, donde Elijah Price, un fanático de los cómics sobre la lucha del bien contra el mal, afirmaba que "la realidad no cabe en las viñetas que fueron creadas para ella", y donde se aleccionaba sobre la necesidad de creer, tolerar y permitir que lo extraordinario entre en nuestras vidas. Pero son ficciones tan maduras y cargadas de realidad que incluso advierten de la contrapartida oscura y terrible que irremediablemente se materializará junto a los más bellos sueños de la humanidad. Siguiendo el mismo hilo, el cine de ciencia ficción ha sido esa "viñeta" que de alguna forma profetiza los escenarios finales de la historia de la humanidad, cuando lo humano deberá abiertamente enfrentarse y comunicarse con inteligencias no humanas, determinando el destino cósmico de la humanidad. Todo termina con un Viaje a las estrellas, tan solo es cuestión de escuchar la palabra de verdad y resistir a la blasfemia y la tergiversación, porque hay inteligencias que sirven al Creador y otras que mienten y manipulan a la humanidad con el propósito de arrebatarle sus sueños y dañar al Creador.
Quien ama la fantasía, tolera y comprende mejor la realidad de estos tiempos apasionantes y extraordinarios.
miércoles, 3 de agosto de 2022
"De profundis clamo..."
Y el Señor dijo a Satanás: ¿De dónde vienes?. Entonces Satanás respondió al Señor, y le dijo: De rodear la Tierra, y andar por ella. - Job 1:7 -
No hay vacaciones, ni helados, cervezas, ni terracitas de verano para los nuestros. Amantes y exploradores del "más allá", la fantasía y el terror, la ciencia-ficción, mirando siempre a la eternidad y las cuestiones trascendentes de la vida. Y a los que no se sienten parte de esto, se agradece que dediquen su tiempo a leernos y darnos un poco de su compañía a pesar de todo.
En 1999 la película The Sixth Sense volvió a poner sobre el tapete la temática sobre la vida más allá de la muerte, y la posible relación o comunicación entre los vivos y los muertos. Además supuso el descubrimiento de un cineasta, ateo pero cargadísimo de inquietudes existenciales y espirituales, Shyamalan para abreviar, heredero de Spielberg en tanto quiso aunar la marca de autor con un cine atractivo, sensible y comercial de cara al público. La cuestión es que esta película tuvo un gran impacto sobre el imaginario colectivo respecto al "más allá" y el mundo de los espíritus. Pero, por otro lado, esta película es ante todo un drama humano sobre la soledad y el terror a estar solos o, por el contrario, terror a estar acompañados por inteligencias no humanas que pudieran ser hostiles, terror a la muerte y a lo desconocido en definitiva. La conclusión de Shyamalan, no obstante, está llena de buenos sentimientos y esperanzas (muy del gusto de Spielberg), pero veamos cómo lo hace, y veamos esa extraña maniobra de manipulación, o falta de entereza, nunca lo sabremos exactamente.
Una película partida en dos
Sobre el tema de las apariciones, espectros, fantasmas, presencias invisibles pero claramente percibidas por la persona afectada, como quieran llamarlo, hay dos explicaciones. Una, la más popular e irracional, afirma que son las almas de los muertos que se aparecen a los vivos, La otra explicación proviene precisamente de la Biblia y de la demonología, de donde se entiende que ese tipo de visiones o percepciones se originan en la influencia demoníaca, o directamente en la actividad demoniaca. Y no se puede explicar mucho más, lo único que podemos hacer es aceptar la condición mortal del hombre tal como lo enseña la Biblia y la evidencia científica. Pues bien, estas dos visiones sobre el fenómeno dividen la película en dos segmentos bien diferenciados.
El punto de inflexión: esa grabación en cinta magnética...
El primer segmento abarca desde el inicio de la película hasta la secuencia (escalofriante) en la que el psicólogo interpretado por Bruce Willis escucha una grabación en cinta magnética o cassette. En resumen, es la historia de un psicólogo escéptico que no sabe tratar los casos de dos niños afectados por visiones y percepciones extrañas, y lo atribuye todo a la crisis familiar que han sufrido o a posibles casos de esquizofrenia. Tras el suicidio de uno de ellos, intentará compensar sus fracasos anteriores ayudando al pequeño Cole. En este segmento aparecen todos los tópicos sobre el mundo de los espectros y los fenómenos poltergeist que tantas veces vimos en cine y que pueden ser interpretados desde un prisma demonológico: armarios que se abren solos, luces extrañas, espiritismo, voces y espectros que acosan al niño protagonista, etc. Frente a todo ello, Willis, psicólogo pragmático y empirista, encarna esa actitud de quien nunca estará dispuesto a reconocer la existencia de inteligencias no humanas que perturban y acosan a estos niños, hasta que llega un punto en el que, basándose en todos los indicios disponibles y después de que Cole le confiese sus secretos, puede atar todos los cabos. Ese punto es la grabación en cinta magnética donde se escucha la voz del paciente suicidado en un momento de soledad, ahí es donde se da cuenta del terror profundo que afectaba a su paciente al sentirse indefenso ante presencias extrañas e invisibles para la mayoría de la gente. Ese era el punto de la narración a partir del cual meterse de lleno en la interpretación demonológica, pero es como si Shyamalan no pudiese soportar esa visión aterradora y abismal ( en palabras del pequeño Cole, "¿y si son malvados? ¿ y si solo quieren hacernos daño?") y decidiese dar un giro radical. A partir de ahí nos cuenta una fábula edulcorada sobre "almas en pena" que solo necesitan ser escuchadas.
"No quiero morir en un lugar como este. Sálvame, oh Dios"
No quiero morir es la frase que se repite en los créditos finales de la película, es la confesión personal de Shyamalan acerca de su terror a la existencia y a la soledad. Recordemos que la película está escrita y dirigida por un ateo que desconoce las realidades espirituales y el conflicto cósmico entre el bien y el mal en el que todos estamos. Vincent Gray, el paciente suicidado, clama a Dios porque percibe más de lo que debería percibir un ser humano. El terror a la muerte del que habla la película no es tanto terror a un final o a dejar de ser como personas individuales, y aquí hay que ponerse en la piel de Vincent Gray o del pequeño Cole: si esos espíritus que perciben todos los días a su alrededor son las almas atormentadas de los muertos, entonces la muerte es una condena a sufrir eternamente, perdidos en el espacio caótico del hades fantasmal, sin Dios protector y ordenador del universo, sin posibilidad de tener descanso y reposo. Se corresponde con la tradicional idea del infierno donde somos torturados eternamente. Shyamalan soluciona esta angustia dando ese giro radical y disneyano que hemos comentado, pero tal vez el terror del que habla es el terror a la no existencia de Dios, a que toda nuestra existencia sea un caos tan perverso que ni siquiera nos dará el merecido reposo tras la muerte.
Existe un Dios ordenador
La tradición católica habla del purgatorio como una forma de intentar hilvanar la creencia en la supervivencia del alma con la existencia de un Dios justo que protege y ordena su creación. La Palabra de Dios es Razón y testimonio de la verdad, y lo deja todo muy claro: ninguno de nosotros dispone de un alma inmortal, pero todos vivimos bajo la promesa de recibir la vida eterna en el día Final, el día del Retorno del Rey, tras el juicio que está establecido, para participar del Reino de Dios, el Creador de todo, en un universo gobernado por Cristo. Mientras tanto, todos los seres humanos tienen garantizado un reposo en la tumba, como un sueño de descanso y desconexión de los sufrimientos de la vida. Por tanto, la agonía y el espanto existencial que Shyamalan expresa en esta película no tiene razón de ser, además de que no hay ninguna evidencia científica acerca de una supuesta "alma" que sobrevive a la inmediata muerte del cuerpo.
Los demonios existen, y están aquí
Las personas que pueden estar sufriendo experiencias similares a las de Vincent Gray o el niño protagonista de esta película no están desprotegidas. La perspectiva demonológica y bíblica enseña cómo es la actividad demoníaca, y por qué los demonios producen ese tipo de visiones o encuentros con extrañas entidades. Tampoco se puede imponer la creencia en la Palabra de Dios como remedio a sus males, pero que cada cual juzgue si la visión caótica del mundo y la existencia humana que se desprende de la creencia en los "espíritus de los muertos" tiene más validez que la cosmovisión bíblica del mundo donde existe un orden, un sentido y un propósito. Esto no quita que, hasta cierto punto, Lovecraft tenía razón en la ensoñación de un universo poblado de criaturas hostiles a la humanidad que imperceptiblemente se mueven y conspiran a nuestro alrededor, pero siempre bajo el orden y los límites establecidos por Dios.