Con Rec y Rec 2 Balagueró y Plaza culminaron una tradición que va, para resumir, desde las películas de zombis de George A. Romero hasta la casi definitiva aportación de Lamberto Bava en Demons. A lo largo de ese recorrido, el zombi pasó de ser un ser afectado por algún tipo de droga, virus o parásito, cuya definición era bastante ambigua, a ser claramente una manifestación de posesión diabólica, en la cual participaban esos dos elementos a la vez: una infección vírica que da paso a una posesión diabólica. O, como decían en Demons, nos convertimos en instrumentos del mal tras ser infectados por un virus. Esa mezcla de ciencia ficción y teología cristiana sirve para exponer y explicar el advenimiento de los demonios en los días finales de nuestro mundo. Según la Palabra de Dios, en el tiempo del fin surgirá un remanente, una minoría de seguidores del bien y de la verdad personificadas en Jesucristo. Pero Satanás prepara su ofensiva particular, abriendo el camino para poseer las mente de la mayor parte de la población mundial. El gran asunto de nuestro tiempo es este: o formar parte de una minoría que sirve a la verdad, o de esa mayoría manipulada por Satanás.
Una aparente guerra biológica entre Satanás y el Vaticano
Normalmente lo entendemos como una forma de remitirse o de homenajear al Demons de Lamberto Bava, pero no deja de ser sorprendente que gente como Balagueró y Plaza hicieran una apuesta tan clara, radical, realista y sostenida sobre elementos de ciencia y biología, a favor de la cosmovisión bíblica acerca del mal y del advenimietno de los demonios. En síntesis, lo que plantean a lo largo de estas dos películas ( y esto va por los lectores que prefieran ahorrarse el visionado de películas tan cargadas de violencia y adrenalina ) es una especie de guerra biológica entre Satanás y el Vaticano. Satanás ha creado un virus por medio del cual puede ir contagiando y poseyendo a los humanos. Ante esta ofensiva, el Vaticano, por su parte, trabaja en la investigación para una vacuna con la que poder combatir la infección vírica de Satanás. Pero el caso es que las películas dejan abierta la posibilidad de que sean los mismos agentes del Vaticano los creadores del virus satánico, mientras otra facción disidente trabaja para combatirlo. Y a partir de aquí ya es momento de fijarse en los paralelismos existentes entre lo expuesto en las películas y la realidad vivida en estos tiempos de la pandemia COVID. Un virus de origen oscuro o poco aclarado, los confinamientos, el aislamiento de las personas y el control totalitario por parte del Estado, las fuerzas de seguridad y los agentes de sanidad, el aire a pesadilla kafkiana que tiene todo esto, incluso la sugerencia, con el buen sentido del humor hispano, acerca de los chinos como posibles responsables de la expansión del virus.
¿A las puertas de un "apocalipsis zombi"?
El cine, el arte o la literatura presienten el futuro, y sus visionarios lo plasman en sus obras. El caso es ¿podemos pensar que el virus conocido como "covid-19" y sus posteriores mutaciones puede producir algo parecido a lo que vemos en las películas de Balagueró y Plaza?. En el estudio llevado a cabo a lo largo de este cine-forum ya hemos visto la importancia que tiene el correcto funcionamiento cerebral de las personas de cara a estar protegidas de posibles influencias demoníacas. Si el sistema cerebro-mente no tiene un funcionamiento normal y conforme a la disposición dada por Dios, Satanás puede introducirse en nuestras almas con mayor facilidad. Pues bien, desde aquí la noticia más inquietante que hemos leído acerca del coronavirus es su facultad de modificar la estructura del cerebro humano. Podéis leerlo en noticias como esta. Para la mayor parte de la gente este dato puede resultar menos relevante en comparación con los relativos a sus efectos en las vías respiratorias o en el sistema inmunológico, pero desde un prisma demonológico es fundamental porque la alteración de la estructura cerebral afecta a la vida espiritual de las personas y, por tanto, a cómo nos relacionamos con Dios o a cómo Satanás puede manipularnos. Estamos hablando de un virus de origen oscuro que modifica la estructura cerebral, y que por lo visto la gran mayoría de la población mundial va a ser portadora de ese virus. No obstante, Satanás, por mucho que modifique nuestras estructuras biológicas, no tiene tanto poder como para vencer al poder de la oración y de la fe en Jesucristo. El factor biológico no determina, pero es muy importante, por tanto tenemos que estar muy alerta.
El virus de Satanás
El espíritu de profecía habla sobre la facultad que tiene Satanás de esparcir virus, bacterias y agentes de enfermedad en la vida de los humanos. Es muy probable que el virus COVID-19 sea un virus satánico cuyo objetivo principal, mediante la modificación de la estructura cerebral humana, es debilitar la voluntad y las facultades espirituales y morales del ser humano para que aumente la magnitud del mal manifestado en el planeta Tierra. Puede que ese sea el advenimiento de los demonios en el tiempo del fin, no se trata de que a la gente le empiecen a crecer colmillos, se conviertan en zombis literales y empiecen a correr para devorar la carne de otros seres humanos como en las películas. Puede ser algo mucho más sutil, silencioso y aparentemente "benigno". Se trata de que Satanás tendrá mayor influencia en la mente colectiva de la humanidad, y en consecuencia aumenta la injusticia y el amor por la blasfemia, aunque todo se haga en nombre de la paz, la seguridad y el bien común. Debo decir que, en todo caso, en el entorno de las iglesias hay otras visiones del asunto, y algunos creen que será una posesión diabólica literal, un "apocalipsis zombi" donde los medios de comunicación lo venderán como una epidemia de alguna forma de "rabia", pero en realidad, y esto sólo lo sabrán los que tengan conocimientos de demonología y los que asimilen la visión que Balagueró y Plaza nos ofrecen, se tratará de seres humanos poseídos por demonios.
La vacuna, ¿un instrumento de Dios?
Si el "covid-19" es un virus satánico, podríamos suponer que la vacuna es un trabajo de personas inspiradas por Dios para combatir el ataque biológico perpetrado por Satanás. Pero el caso es que, por lo que sabemos, la vacuna solo combate los efectos sobre las vías respiratorias con el fin de impedir que las personas mueran por insuficiencia respiratoria y colapso pulmonar, no tenemos constancia de que anule los efectos del virus sobre la estructura cerebral humana. Así que poca seguridad se puede tener en lo relativo a la vacuna, aunque hay otras visiones que afirman que la vacuna incide sobre el ARN humano propiciando una mutación que podría servir a los propósitos de Satanás. Si Satanás está en todas partes y tiene poder en todos los asuntos implicados en la pandemia, ¿dónde queda el poder de Dios?. Este tipo de interpretaciones sobredimensionan el poder del mal y parecen estar fuera de la realidad, pero quién sabe.
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