Les digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando Jesucristo vuelva ¿hallará Fe en la Tierra? - Evangelio de Lucas, 18:8
Voy a considerar que Hook supuso, desde su aparición en 1991, esa obra resolutiva y total que culminaba al conjunto de clásicos de la fantasía más pastelosa. Esa lista empezaría con El mago de Oz, y películas como La Historia Interminable, historias como la de Alicia en el país de las maravillas, o el Laberinto de Jim Henson, todas y cada una de ellas, a pesar de todo, con sus tintes siniestros y una mirada a los aspectos oscuros de la vida humana. Y todas nos hablan de la necesidad de "viajar" o conectar con "el otro mundo". El país de Nunca Jamás presenta una dualidad interesante: es, al mismo tiempo, un lugar físico ubicado en alguna parte del universo y un lugar metafórico al que se puede ir con el vuelo de la imaginación. Lo que nos plantea Hook - y la otra versión del clásico de J. Barrie que ahora mencionaremos - es que existe cierto peligro al establecer contacto con o viajar a las otras realidades.
Pasado y presente
Parece ser que, por encima de fantasías desmesuradas y del megaespectáculo ofrecido, Hook habla principalmente sobre un requisito para una saludable y equilibrada constitución del alma humana, y no es otro que el de integrar el pasado con el presente. No es bueno vivir en el pasado, pensando en las personas que fueron, en los amigos que ya no están, en los lugares que ya no existen. Tampoco es bueno vivir el presente y proyectarse hacia el futuro olvidando las raíces. En el primer segmento de la película, Peter Banning tiene un problema, y es que no recuerda su pasado, su origen. Lo que se traduce en no saber quién es realmente. En cambio, en un determinado momento del segmento final tiene el problema contrario: ha recuperado la infancia pero ya no recuerda a su mujer e hijos. El País de Nunca Jamás nos hace olvidar la realidad cotidiana con nuestros compromisos y nuestras responsabilidades, así como el mundo real puede hacer que olvidemos la magia y el encanto de una forma de percibir el mundo que teníamos cuando éramos niños pero, por causa del "lavado de cerebro" procedente de la propaganda y las ideologías triunfantes en la educación y la cultura actuales, la hemos ido perdiendo con el paso del tiempo. Así pues, en la propuesta de Spielberg ser Peter Pan es un fracaso humano y filosófico, por tanto debemos ser adultos que no han olvidado el pasado, o sea, la mirada hacia lo trascendente y la conexión con la realidad espiritual. Y es maravillosa, dicho sea de paso, esa secuencia de la película, lista para la metáfora o el símbolo, en la que Peter Banning, tras el pelotazo en la cabeza, se acerca hacia un pequeño lecho de agua, y ve su imagen reflejada en el agua, la imagen de Peter Pan. Está empezando a recuperar el pasado, a recuperar una forma de ver el mundo que había olvidado.
El amor sensual y conyugal entendido como una maldición
Y la aportación de P.J Hogan
La obra original de J. M Barrie no ha tenido todavía una versión cinematográfica definitiva, aunque la película de Spielberg se propone incluso superarla, y en cierto modo lo logra. Por su parte, la versión de P.J Hogan es la más fiel al texto original y lo hace de forma brillante, aunque siempre insatisfactoria. Spielberg, como vimos, no soporta al niño eterno, quiere ver a un adulto íntegro, adaptado a la actualidad y a cada tiempo del ciclo vital de la persona. En la versión de Hogan sucede todo lo contrario, es Wendy la que da el beso carnal como rito iniciático hacia la vida adulta, pero preserva a Peter Pan como niño eterno que siempre habitará en las estrellas, en su hogar paradisíaco, totalmente al margen de la edad madura. Como se ve en la última secuencia de la película, Peter Pan aparece como un ser extraño que tiene un don especial y, aunque mira con anhelo a través de la ventana del hogar de los Darling las escenas familiares de padres que abrazan a sus hijos, de hijos que tienen unos padres a los que amar, y de huérfanos que finalmente encuentran una familia, Peter conoce otro tipo de alegrías del alma que el común de los mortales desconoce, y sabe que siempre estará solo, que nunca podrá tener una familia normal y que su verdadero hogar está en las estrellas, en el País de Nunca Jamás. Contrastando, pues, la mirada de Spielberg con la versión de Hogan, vemos que Peter Pan es una imagen de inmadurez e idiotez que conviene superar o, por el contrario, es un símbolo de una condición especial que, de haber existido en la realidad, son muy pocas las personas que la han vivido y sólo a ellas les corresponde vivirla. Por tanto, quedémonos con la visión de Spielberg porque es aplicable a la vida de todas las personas en general.
Creer en la "fantasía" y la Navidad verdadera
Pasan las noches largas y frías, bajo el aroma y la luz de las velas, se escuchan y se ven los cuentos legendarios, las historias sobre otros mundos que podemos sentir, presentir o imaginar al arrullo del hogar y cerca de nuestros seres más queridos. Esto es la Navidad, no es otra cosa, y no es solo el 25 de diciembre, sino durante todo el período invernal, en preparación para la próxima primavera y verano. La fantasía debe ser un acto de Fe en este mundo que ha perdido la esperanza y la Fe en lo ultramundano, existe un lugar en las estrellas de donde proceden los sueños más bellos y elevados de la humanidad, el lugar donde está el trono de Dios y su escalera de Jacob, por ella se mueven y vuelan los seres celestiales para subir o descender al mundo de los humanos y relacionarse con nosotros. Por eso debemos abrir las ventanas del alma, para recibir las bendiciones espirituales. Y tener en cuenta que Santa Claus, o los Reyes Magos, de quienes, según la creencia popular inoculada a los niños de la casa, se dice que entran en los hogares por las ventanas para dejar sus regalos - y son regalos industriales e inspirados en los intereses económicos - destruyendo los significados espirituales de la navidad y focalizando el imaginario de los niños y de los adultos en elementos literales o físicos, haciéndonos olvidar que la ventana por donde entra lo maravilloso es una ventana que tiene un significado metafórico, y que los regalos son bendiciones espirituales.